DIRECTORIO FRANCISCANO
ENCICLOPEDIA FRANCISCANA

LUIS DE BOLAÑOS (-1629)
por Julián Heras, o.f.m.

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Fray Luis de Bolaños nació en Marchena (Sevilla) en 1539 (?), y murió en Buenos Aires en 1629. Siendo ya franciscano, partió para América en 1572, en la expedición del adelantado D. Juan Ortiz de Zárate. Llegó, con otros 22 franciscanos, a la Asunción en 1575. Fue el iniciador de las «reducciones» de Paraguay. Hizo la primera traducción del Catecismo limense al guaraní. Después de una larga vida de evangelización, se retiró al convento de San Francisco de Buenos Aires, donde murió.

Antes de comenzar, es conveniente anotar que los franciscanos constituían en la época del descubrimiento de América la Orden religiosa más numerosa de la Iglesia. Esta afirmación vale para toda la etapa colonial de América Latina, y esto de por sí explica en parte el papel aventajado que los hijos de san Francisco desempeñaron en las misiones americanas.

Marco histórico

Siguiendo las rutas de la conquista, los franciscanos penetraron en primer lugar por las Antillas, costas de Venezuela, México, Centroamérica, Perú, Chile, Charcas y Tucumán, que podríamos llamar ruta del Pacífico y de los Andes.

Pero también avanzaron por la ruta del Atlántico hasta llegar al Río de la Plata. En 1538 misionaban ya cinco de ellos en las regiones meridionales del Brasil actual bajo la dirección del padre Bernardino de Armenta, que se titulaba «Comisario del Río de la Plata». Este grupo fue la avanzada de los franciscanos en Paraguay y Río de la Plata, que más adelante pasaría a depender de los franciscanos de Lima y de sus comisarios generales.

El siglo XVI es verdaderamente extraordinario por la cantidad y calidad de figuras sobresalientes de la Orden franciscana en todos los territorios de América Latina. Uno de estos grandes misioneros es el padre Alonso de San Buenaventura que, aunque no vamos a tratar aquí de él, es el verdadero apóstol de Paraguay. Fue compañero de fray Luis de Bolaños y fue quien llevó a esa parte de América hasta sesenta y seis misioneros franciscanos, entre quienes figuran los padres Martín Ignacio de Loyola, sobrino del fundador de los jesuitas, y nuestro Luis de Bolaños.

Perfil biográfico

Fray Luis de Bolaños es la figura que ha quedado en la historia paraguaya como el prototipo del evangelizador franciscano. Nacido en Marchena, provincia de Sevilla, en 1549, muy joven ingresó en la Orden franciscana cerca de su pueblo natal. Allí profesó y realizó sus estudios eclesiásticos y recibió las órdenes sagradas hasta el diaconado. Cuando pasó por su convento fray Alonso de San Buenaventura en busca de misioneros para América, fray Luis decidió unirse a su grupo; llegó a Asunción en 1575. Durante diez años trabajó incansablemente al lado del padre Alonso de San Buenaventura, y finalmente fue ordenado sacerdote en 1585 por el obispo dominico Alonso Guerra.

Desde ese momento, su actividad apostólica se acrecentó aún más, y así, durante más de cincuenta años, fray Luis de Bolaños se consagró a la evangelización entre los guaraníes. Desempeñó diversos cargos en la Orden franciscana y fue superior mayor de la Custodia de Paraguay. Finalmente, murió santamente en el convento de San Francisco de Buenos Aires el 11 [según otros, el 12] de octubre de 1629. La fama de santidad de que gozó en vida, así como los acontecimientos que acompañaron a su muerte movieron a las autoridades eclesiásticas a iniciar su proceso de beatificación.

El hecho más notable en la actuación misionera del padre Bolaños fue la creación de las «reducciones», que tan famosos habrían de hacer después a los jesuitas. Una de las muchas dificultades que se presentaban a los misioneros de Paraguay (como para el resto de América Latina) en la catequesis era la vida nómada de sus pobladores. Para superar esta dificultad el padre Bolaños concibió la idea de «reducirles» en poblaciones fijas y estables, primer paso para la civilización. Allí se les enseñaba, junto con la doctrina cristiana, a leer y escribir y los primeros rudimentos de los conocimientos humanos, a cultivar la tierra, a domesticar animales y, sobre todo, diversas artesanías. De ahí nació la aportación artística indígena en la construcción de iglesias y capillas, retablos e imágenes, que todavía hoy día podemos contemplar y admirar.

Otra de las dificultades con que tropezaban los misioneros en el Paraguay era el idioma de los aborígenes. Fray Luis escribió la primera gramática guaraní y un vocabulario, que fueron de suma utilidad para los posteriores misioneros de Paraguay. El catecismo aprobado por el Concilio de Lima en 1583 y por santo Toribio de Mogrovejo para la enseñanza de la doctrina cristiana fue vertido al guaraní por este misionero; esta traducción fue aprobada por el Sínodo de Asunción en 1603 y se ordenó que fuera utilizada en la enseñanza de la doctrina cristiana.

El padre Bolaños, además de enseñar él personalmente, se dedicó a preparar algunos indios más capaces para que, a su vez, ellos enseñaran a los otros indios. Sólo así pudo preparar y enseñar indirectamente a tantos miles de aborígenes, que de otra forma no hubiera podido atender. Es un buen ejemplo de lo que se puede hacer con catequistas bien preparados también en nuestros días; es otra de las lecciones que debemos aprender de este insigne misionero franciscano.

Cuando los jesuitas se hicieron cargo más tarde de estas reducciones de Paraguay, contaron con la larga experiencia de fray Luis de Bolaños entre los guaraníes.

Julián Heras, OFM, Fray Luis de Bolaños. Iniciador de las «reducciones» de Paraguay, en R. Ballán, Misioneros de la primera hora. Grandes evangelizadores del Nuevo Mundo. Lima 1991, pp. 203-206.


LUIS DE BOLAÑOS (-1629)
por Pedro Borges

Fray Luis de Bolaños, franciscano, nació en Marchena (Sevilla) el año 1550, y murió en Buenos Aires (Argentina) el 11 de octubre de 1629. Misionero. Tomó el hábito en el convento recoleto de su villa natal. Siendo todavía diácono pasó al Paraguay (1574). Tras cuatro años de excursiones misioneras, en 1580 inició con el padre Alonso de San Buenaventura el sistema de las reducciones. En 1586 figura como presidente del convento franciscano de Asunción. En 1589 reanudó su labor reduccionística. En 1603 asistió al primer sínodo del Paraguay, desempeñando a continuación los cargos de definidor de la custodia del Paraguay (1606-7), custodio de la misma (1611-12) y definidor de la provincia del Río de la Plata (1612), para en 1618 retirarse al convento de Buenos Aires. Aparte de su activísimo apostolado desde el norte del Paraguay hasta Buenos Aires y de su santidad de vida, en la historia de las misiones comparte con el padre Alonso de San Buenaventura el mérito de haber iniciado y modelado el sistema de las célebres reducciones del Paraguay, de las que dejaron fundadas 14.

Compuso en guaraní el Catecismo Breve que se adoptó para la enseñanza cristiana de los indios de las regiones argentino-paraguayas.

Pedro Borges, Luis de Bolayos, en Diccionario de Historia Eclesiástica de España. Madrid 1972, vol. I, pág. 268.

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