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DÍA 11 DE AGOSTO
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. | SANTA CLARA DE ASÍS. Nació en Asís (Italia) el año 1193 en el seno de una familia noble. Cuando san Francisco se convirtió a Dios y empezó a predicar, Clara lo escuchaba a gusto y se entrevistaba con él en secreto. La noche del Domingo de Ramos de 1211 ó 1212, Clara abandonó la casa paterna y se consagró a Dios en la Porciúncula en manos de Francisco. Acto seguido la acompañaron al monasterio de benedictinas de San Pablo de Bastia, de donde pasó más tarde a la iglesia del Santo Ángel de Panzo y luego a San Damián. Pronto la siguieron otras jóvenes, y con ellas, bajo la guía de Francisco, se formó en San Damián, a las afueras de Asís, la comunidad que se convertiría en la Orden de las Clarisas. Allí vivió Clara encerrada, en pobreza, oración y caridad, más de cuarenta años, gran parte de los cuales estuvo postrada en cama. Fue la madre y formadora, con su ejemplo y su palabra, de una gran familia monástica, parte esencial del carisma franciscano. La víspera de su muerte tuvo la alegría de ver aprobada por el Papa su Regla propia. Murió en San Damián el 11 de agosto de 1253, y la canonizó Alejandro IV el 15 de agosto de 1255.- Oración: Oh Dios, que infundiste en santa Clara un profundo amor a la pobreza evangélica, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo a Cristo en la pobreza de espíritu, merezcamos llegar a contemplarte en tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. BEATO JOHN HENRY NEWMAN. Cardenal, autor fecundo y profundo, pensador, hombre de letras, líder del Movimiento de Oxford, convertido del anglicanismo al catolicismo. Nació en Londres el año 1801. Sobresalió en los estudios académicos y desde joven se aficionó a la lectura de la Biblia. A los 15 años tuvo experiencias que marcaron su itinerario espiritual. En 1821 decidió abrazar la vida clerical en la Iglesia anglicana, y fue ordenado en 1824; ejerció diversos ministerios pastorales. Sus estudios y reflexiones lo fueron acercando a la Iglesia católica a la que, superando la animadversión de la sociedad y de Iglesia anglicana, se convirtió en 1845. Un año después viajó a Roma y recibió la ordenación sacerdotal. Estableció en Inglaterra el Oratorio de San Felipe Neri. Mucho tuvo que sufrir a causa de su adhesión al Papa. En 1879, León XIII lo creó cardenal. Fue muy devoto de la Virgen María. Murió en Birmingham el 11-VIII-1890. Allí lo beatificó Benedicto XVI en 2010; su fiesta se celebra el 9 de octubre, aniversario de su conversión. BEATO MAURICIO TORNAY. Nació en La Rosière (Suiza) el año 1910, en el seno de una familia numerosa de agricultores humildes y laboriosos. De joven, después de haber trabajado en el campo, ingresó en el monasterio del Gran San Bernardo y en 1932 hizo la profesión como canónigo regular de la Congregación de los santos Nicolás y Bernardo. Se ofreció para ir a misiones y antes de acabar los estudios lo enviaron en 1936 a Ewisi en China. Terminados los estudios, recibió la ordenación sacerdotal en Hanoi (Vietnam) el año 1938. A continuación, y de 1938 a 1945, fue rector del seminario menor de Houa-Lo-Pa. Mientras tanto estudió el tibetano y en 1945 lo enviaron al Tibet como párroco de Yerkalo. Era tiempo de dificultades e incluso persecución. Por presión de los lamas tuvo que exiliarse a Pamé. Buscó apoyos para poder regresar a su parroquia, pero los lamas que lo habían expulsado, lo mataron el 11 de agosto de 1949 en el monte Choula, a la altura de 4000 metros. Lo beatificó Juan Pablo II en 1993. * * * San Alejandro el Carbonero. Cuando san Gregorio el Taumaturgo fue a Comana en el Ponto (hoy Gumenek en Turquía), a dar un obispo a la ciudad, le presentaron a Alejandro «el carbonero», tiznado de carbón, que resultó ser un hombre culto e instruido en la filosofía que, por humildad y ascesis, había dejado su profesión y se había hecho carbonero para vivir en pobreza y humildad, en seguimiento de Cristo pobre y humilde. Consagrado obispo, fue un buen pastor, notable por su predicación. Durante la persecución del emperador Aureliano, en el siglo III, fue condenado por ser cristiano y quemado vivo en la hoguera. Narra su vida san Gregorio Niseno. Santa Atracta. Abadesa de un monasterio de Irlanda en el siglo V que, según la tradición, recibió el velo de las vírgenes de manos de san Patricio. San Casiano de Benevento. Obispo de Benevento (Campania, Italia) en el siglo IV. San Equicio. Según escribe el papa san Gregorio Magno, el abad Equicio, por su santidad, fue padre de muchos monasterios en la provincia de Valeria (Umbría, Italia), y, donde quiera que iba, daba a beber a los demás de la fuente de las Sagradas Escrituras. Murió poco antes del año 571. San Gaugerico de Cambrai. Nació en Yvoi, pequeño pueblo de las Ardenas (Bélgica). San Magnerico de Tréveris, viendo sus buenas cualidades, lo ordenó de diácono después de hacerle aprender de memoria el salterio. El año 587 el rey Childeberto II lo nombró obispo de Cambrai (Francia). Trabajó mucho por la conversión de los paganos, destacó por su piedad y fervor religioso, por su interés hacia los pobres, los presos y los esclavos, a los que trataba con bondad y misericordia. Fundó el monasterio de San Medardo. Murió el año 625. Una tradición popular le atribuye la fundación de Bruselas al fundar en aquel sitio una capilla. San Rufino. Primer obispo de Asís (Umbría, Italia), patria de san Francisco y santa Clara, y patrono principal de la ciudad. Fue martirizado a finales del siglo III o principios del siglo IV. Santa Rustícola. Abadesa venerada en Arlés (Provenza, Francia), que gobernó santamente a sus monjas durante casi sesenta años. Murió el año 632. Santa Susana de Roma. En Roma se celebra la memoria de esta santa, mártir de la antigüedad cristiana, a cuyo nombre se dedicó una basílica en el siglo VI, junto a las termas de Diocleciano. San Taurino. Primer obispo de Évreux (Francia), en el siglo V. San Tiburcio. En Roma, en el tercer miliario de la Vía Labicana, en el cementerio llamado «Ad duas lauros», conmemoración de san Tiburcio, mártir, cuyas alabanzas cantó el papa san Dámaso. Su vida se sitúa entre los siglos III y IV. Beatos Benigno José Valencia y Adrián Llop, Maristas. Al estallar la persecución religiosa en julio de 1936, estos hermanos del Colegio Externado Chamberí (Madrid) se refugiaron en una residencia madrileña, donde los detuvieron los milicianos el 11 de agosto de 1936; aquel mismo día los llevaron a la checa de Bellas Artes y luego los asesinaron en Paracuellos de Jarama (Madrid). Benigno José nació en Artajona (Navarra) en 1906. Hizo su primera profesión en 1923. Se dedicó especialmente a los niños en la escuela primaria, pero desde 1934 estuvo en las escuelas medias de Madrid. Se perfeccionó en los estudios con su esfuerzo y dedicación; se encontraba feliz en las aulas y contagiaba su alegría. Adrián nació en La Mata de Morella (Castellón) en 1896. Profesó en 1912. Fue un especialista en párvulos y un formador de maestros noveles; pero tuvo que interrumpir esta actividad en 1923 debido a una grave enfermedad. Desde entonces fue asistente de los convictorios y maestro auxiliar; a partir de 1933 fue cocinero y ayudante de la escuela primaria.- Beatificados el 13-X-2013. Beatos Emiliano José Leyún, Timoteo José Lisbona y Andrés José Donázar, Maristas. Estaban en su casa de Les Avellanes (Lérida) cuando estalló la persecución religiosa de 1936. Ante los riesgos que corrían en los refugios que encontraban, decidieron alcanzar el territorio nacional por la parte de Navarra. En el viaje fueron arrestados, y asesinados en el caserío de Saganta (Estopiñán, Huesca) el 11 de agosto de 1936. Emiliano José nació Sansoáin (Navarra) en 1897. Profesó en 1914. Fue profesor de primera enseñanza en varios colegios. Además, tenía muchas habilidades para los menesteres de casa, en particular para la electricidad. Fue a Les Avellanes para ayudar en la ropería. Timoteo José nació en Torre de las Arcas (Teruel) el año 1891 en una familia de vendedores ambulantes, oficio en el que trabajó. Cumplido el servicio militar, vistió el hábito marista en 1918. No le fue fácil adaptarse a la vida religiosa, y es admirable el tesón con que superó las dificultades. Cuidaba la huerta y la finca del convento. Andrés José nació en Iroz (Navarra) en 1893. Hizo el servicio militar, fue albañil como su padre, sufrió un accidente que le mermó la vista, tuvo un noviazgo que le decepcionó, y en 1921, con 28 años, empezó el noviciado. Ya profeso, se encargó de las obras de albañilería y de mantenimiento de la casa. Era trabajador, humilde, servicial.- Beatificados el 13-X-2013. Beato Juan Jorge Rhem. Nació en Katzenthal (Alto Rhin, Francia) el año 1752. A los veinte años vistió el hábito de los dominicos en París. Ordenado de sacerdote, ejerció su apostolado en Alsacia. En la Revolución Francesa se negó a prestar el juramento constitucional. Siguió desarrollando un amplio apostolado clandestino hasta que, en 1793, lo detuvieron, lo condenaron a la deportación y lo enviaron a Rochefort, donde lo embarcaron en el viejo pontón Les Deux Associés. Allí estuvo dando ánimos y consolando a los demás encarcelados hasta que falleció en 1794, víctima de los malos tratos y de una enfermedad incurable. Beatos Juan Sandys, Esteban Rowsham y Guillermo Lampley. Los dos primeros eran sacerdotes y el tercero católico seglar, y los tres fueron ahorcados en Gloucester (Inglaterra), durante el reinado de Isabel I, por mantenerse firmes en su fe católica y en su fidelidad a la Iglesia y al Papa. Fueron martirizados entre 1586 y 1588, pero no sabemos el día ni el año. Juan nació en el condado de Lancaster de una familia modesta. Trabajó como tutor de los hijos de sir William Winter. Estudió y se ordenó de sacerdote en Reims el año 1584. Vuelto a su patria, pronto lo delataron y apresaron. Esteban era del condado de Oxford. Abrazó el ministerio pastoral y se ordenó en el seno de la Iglesia anglicana. Al estudiar el catolicismo, lo abrazó, marchó al seminario de Reims y se ordenó de sacerdote en 1581. Apenas empezó el apostolado en Inglaterra, fue arrestado y encerrado en la Torre de Londres. Guillermo nació en Gloucester. Era un humilde trabajador, guantero de oficio, fervoroso católico, que consiguió la conversión de algunos anglicanos, y por eso fue detenido y condenado a muerte. Beato Luis Biraghi. Nació en Vignate (Milán, Italia) el año 1801. A los doce años entró en el seminario menor de Castello sopra Lecco y, terminados los estudios, se ordenó de sacerdote en 1825. Lo destinaron a la enseñanza y dirección espiritual en los seminarios. En 1855 pasó a la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Era hombre de gran cultura y profunda vida interior, apasionado estudioso de patrología y arqueología, y, para renovar el ideal de la virginidad consagrada, típica de la Iglesia primitiva, fundó en 1838 el instituto de las Religiosas de Santa Marcelina, la hermana mayor de san Ambrosio, para la educación de la juventud. Murió en Milán el 11 de agosto de 1879. Beatificado el año 2006. Beato Miguel Domingo Cendra. Nació en Caseres (Tarragona, España) el año 1909. Empezó sus estudios en los Salesianos. A los 18 años entró en su noviciado y profesó en 1928. Era una persona de gran bondad y extraordinaria capacidad educativa, y estuvo tres años trabajando en Mataró. Pasó en 1934 a Carabanchel (Madrid) para cursar la teología. En julio de 1936 se encontraba en Sarriá para participar en los trabajos típicos del verano. Estalló la guerra civil y la persecución. Se refugió en una casa particular. Para mayor seguridad marchó a su pueblo, lo detuvieron los milicianos en el camino, se lo presentaron a su madre y aquel mismo día, 11 de agosto de 1936, lo mataron salvajemente en Prat de Compte (Tarragona). Beatos Rafael Alonso Gutiérrez y Carlos Díaz Gandía. Estos dos seglares, casados y padres de familia, a causa de su condición de buenos cristianos fueron asesinados por los milicianos el 11 de agosto de 1936 en Agullent (Valencia). Rafael nació en Onteniente (Valencia) el año 1890. Se casó con María Adelaida Ruiz, y tuvieron seis hijos. Era administrador de Coreos, y facilitó la circulación y difusión de la prensa católica. Era fervoroso, apóstol incansable, gran patriota. Fue Terciario Franciscano y perteneció a otras asociaciones religiosas. Trabajaba en la catequesis parroquial y en la instrucción de los jóvenes obreros. Cuando se desató la persecución religiosa fue el primer detenido en su pueblo. Lo fusilaron en la carretera de Agullent, pero no murió en el acto, sino horas más tarde. Carlos nació también en Onteniente, el año 1907. Trabajó en la Acción Católica, en la formación de los jóvenes, y fundó Centros catequísticos en zonas rurales. Contrajo matrimonio con Luisa Torró en 1934 y al morir dejó una hija de ocho meses. Lo torturaron los milicianos bárbaramente en Aielo de Malferit, y lo asesinaron en Agullent. Beato Teófilo Fernández de Legaria. Nació en Torralba del Río (Navarra) en 1898. Profesó en la Congregación de los Sagrados Corazones en 1916, y fue ordenado sacerdote en 1923. Era doctor en Teología y licenciado en Filosofía y Letras. Ejerció cargos y funciones importantes en el campo de la enseñanza religiosa. Por último lo nombraron superior del seminario mayor de los Sagrados Corazones en El Escorial. El estallar la guerra civil en España, convirtió el seminario en hospital de sangre, quedándose él mismo como director. Delatado como religioso, lo fusilaron a las afueras de El Escorial el 11 de agosto de 1936. Beatificado el 13-X-2013. * * * Cf. más abajo los textos de la Misa y Oficio de Santa Clara de Asís. * * * PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN Pensamiento bíblico: Dijo Jesús a sus discípulos: -Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna (Mc 10,29-30). Pensamiento franciscano: El tercer día antes de la muerte de Clara, la testigo estaba sentada junto a su lecho con otras hermanas. Y sin que nadie le hablase, Clara comenzó a encomendar su alma, diciendo así: «Vete en paz, pues tendrás buena escolta; porque el que te creó previó antes que serías santificada; y, después que te creó, infundió en ti el Espíritu Santo; y luego te ha cuidado como la madre a su hijo pequeñito». Y una hermana le preguntó con quién hablaba y a quién decía aquellas palabras, y Clara respondió: «Hablo a mi alma bendita» (Proceso, 11,3). Según Celano, la Santa había añadido: «Tú, Señor, bendito seas porque me creaste» (LCl 46). Orar con la Iglesia: Oremos a Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, que enriqueció a santa Clara con los dones y carismas del Espíritu Santo. -Por la Iglesia, siempre en trance de renovación y de reforma: para que sea dócil a los impulsos del Espíritu. -Por los religiosos y religiosas de vida contemplativa: para que en su vida y en sus obras sean ejemplo atrayente de sabiduría evangélica. -Por las hijas espirituales de santa Clara: para que permanezcan fieles al carisma de su santa Madre y difundan su perfume donde se encuentren. -Por toda la Familia Franciscana: para que alienten y no defrauden a quienes buscan a Cristo por el camino de Francisco y de Clara. -Por los enfermos, los ancianos y los abandonados, los pobres y toda clase de indigentes: para que el ejemplo de Clara les lleve a unir sus sufrimientos a los de Cristo paciente. Oración: Escucha, Señor, nuestras súplicas, que hoy te presenta santa Clara, abogada e intercesora nuestra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. * * * SANTA CLARA, MODELO DE
POBREZA Y HUMILDAD (I) UNA PRESENCIA ESCONDIDA Dios nuestro Padre, en su providencia misteriosa y misericordiosa, a principios del siglo XIII, quiso suscitar en su Iglesia, por medio de san Francisco de Asís, una nueva familia religiosa, precisamente «para seguir la pobreza y humildad de su Hijo amado y de su gloriosa Madre la Virgen» (TestCl 46). En 1212, la noche del domingo de Ramos, Clara escapa de su casa y se dirige rápidamente a la iglesita de Santa María de los Ángeles. Aceptada por Francisco, se consagra a Dios en una vida de pobreza y humildad. Después de un breve período, se enclaustra en San Damián y allí permanece hasta su muerte; cuarenta y dos años de vida escondida, de contemplación y entrega total. No permanece sola. Pronto la siguen numerosas jóvenes de todas las condiciones sociales; constituyen con ella una nueva familia religiosa que al principio toma el bello nombre de «Hermanas pobres» y seguidamente se convierte en la orden de las Clarisas y se difunde ampliamente en Umbría, en Italia y en el mundo. UN TESTIMONIO LUMINOSO Las monjas viven apartadas, pero actúan eficazmente en la Iglesia y en la sociedad con su testimonio. «Clara se escondía, pero todos conocían su vida. Clara permanecía en silencio, pero su fama gritaba». Clara «impregnaba con el perfume de su santidad todo el edificio de la Iglesia» (BulCan 4-5). La contemplación de Dios y la práctica de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia son signos de existencias humanas que prefiguran y anticipan la vida eterna, la meta última y común de todos los hombres. Aunque esos consejos no son para todos en la modalidad radical de la vida consagrada, indican a todos la dirección hacia la cual es preciso caminar; invitan a seguir a Cristo seriamente, a crecer hacia la perfección de la caridad. Por esta razón, Clara es modelo no sólo para las mujeres que la siguen en la clausura, sino también para quienes han recibido una vocación diferente. Es un «libro de la vida», un «espejo de vida» (BulCan 14), que nos interpela a todos, poniendo en tela de juicio nuestro modo de vivir. El testimonio de Clara irradia algunos grandes valores, que nuestro tiempo necesita con urgencia: la comunión con Cristo, la pobreza evangélica, la femineidad auténtica, la fraternidad, la serenidad en el sufrimiento, la intercesión por los demás y la atención a la sociedad. LA COMUNIÓN CON CRISTO Cristiano es quien ha sido conquistado por Cristo, cree en él, muerto y resucitado, Señor y Salvador, y pertenece a él porque posee su Espíritu. Con él vive una relación de amistad profunda y de comunión y diálogo continuo, de amigo a amigo y en la obediencia a su palabra. Clara tiene un amor apasionado por Cristo; está completamente arrebatada por su fascinación. Lo ensalza como esposo incomparable: «Su poder es más fuerte, su generosidad mayor, su belleza más seductora, su nombre más dulce, y todo favor suyo más exquisito» (1CtaCl 9); «su amor hace feliz, su contemplación reconforta y su benignidad colma. Su suavidad penetra totalmente al alma, y el recuerdo brilla dulcemente en la memoria» (4CtaCl 11). Clara vive la oración contemplativa, dejándose transformar «totalmente en imagen de su divinidad» (3CtaCl 13). Tenía confianza absoluta en su esposo divino, incluso en situaciones dramáticas, como cuando, postrada ante la Eucaristía en el refectorio de San Damián, mientras los sarracenos estaban a la puerta, «con lágrimas habló a su Cristo: -Señor mío, ¿acaso quieres entregar en manos de los paganos a tus siervas indefensas, a las que he educado en tu amor?» (LCl 22). E inmediata y milagrosamente fue escuchada, con la liberación. Es verdad que «el que sigue a Cristo, hombre perfecto, se perfecciona cada vez más en su propia dignidad de hombre» (GS 41). Clara nos invita a no dejarnos arrollar por el dinamismo exasperado que conduce a vivir con superficialidad y sin pensar, sino a encontrar pausas de silencio, reflexión y oración. Un poco de clausura hace bien a todos: no por nada Jesús recomendó retirarse a orar en el propio aposento, en secreto, «después de cerrar la puerta» (Mt 6,6). Y, si no es posible la clausura de las paredes, siempre es posible la clausura del corazón y no puede faltar en la vida del cristiano. * * * ATIENDE A LA POBREZA, LA
HUMILDAD Feliz ciertamente aquella a quien se le concede gozar de este banquete sagrado, para que se adhiera con todas las fibras del corazón a Aquel cuya hermosura admiran sin cesar todos los bienaventurados ejércitos celestiales, cuyo afecto conmueve, cuya contemplación reconforta, cuya benignidad sacia, cuya suavidad colma, cuya memoria ilumina suavemente, a cuyo perfume revivirán los muertos, y cuya visión gloriosa hará bienaventurados a todos los ciudadanos de la Jerusalén celestial: Él es el esplendor de la eterna gloria, el reflejo de la luz eterna y el espejo sin mancha. Mira atentamente a diario este espejo, oh reina, esposa de Jesucristo, y observa sin cesar en él tu rostro, para que así te adornes toda entera, interior y exteriormente, vestida y envuelta de cosas variadas, adornada igualmente con las flores y vestidos de todas las virtudes, como conviene, oh hija y esposa carísima del supremo Rey. Ahora bien, en este espejo resplandece la bienaventurada pobreza, la santa humildad y la inefable caridad, como, con la gracia de Dios, podrás contemplar en todo el espejo. Considera, digo, en el principio de este espejo, la pobreza de Aquel que es puesto en un pesebre y envuelto en pañales. ¡Oh admirable humildad, oh asombrosa pobreza! El Rey de los ángeles, el Señor del cielo y de la tierra es acostado en un pesebre. Y en medio del espejo, considera la humildad, al menos la bienaventurada pobreza, los innumerables trabajos y penalidades que soportó por la redención del género humano. Y al final del mismo espejo, contempla la inefable caridad, por la que quiso padecer en el árbol de la cruz y morir en el mismo del género de muerte más ignominioso de todos. Por eso, el mismo espejo, puesto en el árbol de la cruz, advertía a los transeúntes lo que se tenía que considerar aquí, diciendo: ¡Oh vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante a mi dolor! (Lam 1,12); respondamos digo, a una sola voz, con un solo espíritu, a quien clama y se lamenta con gemidos: ¡Me acordaré en mi memoria, y mi alma se consumirá dentro de mí! (Lam 3,20). ¡Ojalá, pues, te inflames sin cesar y cada vez más fuertemente en el ardor de esta caridad, oh reina del Rey celestial! Además, contemplando sus indecibles delicias, sus riquezas y honores perpetuos, y suspirando a causa del deseo y amor extremos de tu corazón, grita: ¡Llévame en pos de ti, correremos al olor de tus perfumes (Cant 1,3), oh esposo celestial! Correré, y no desfalleceré, hasta que me introduzcas en la bodega, hasta que tu izquierda esté debajo de mi cabeza y tu diestra me abrace felizmente, hasta que me beses con el ósculo felicísimo de tu boca. Puesta en esta contemplación, recuerda a tu pobrecilla madre, sabiendo que yo he grabado indeleblemente tu feliz recuerdo en la tablilla de mi corazón, teniéndote por la más querida de todas. * * * MENSAJE DE JUAN PABLO II A
LAS CLARISAS (9-VIII-03) Clara estaba convencida de que el amor mutuo edifica la comunidad y produce un crecimiento en la vocación; por eso, en su Testamento exhortaba: «Y amándoos mutuamente en la caridad de Cristo, manifestad externamente, con vuestras obras, el amor que os tenéis internamente, a fin de que, estimuladas las hermanas con este ejemplo, crezcan continuamente en el amor de Dios y en la recíproca caridad» (59-60). 7. Santa Clara percibió este valor de la unidad también en su dimensión más amplia. Por eso, quiso que la comunidad claustral se insertara plenamente en la Iglesia y se arraigara sólidamente en ella con el vínculo de la obediencia y la sumisión filial. Era muy consciente de que la vida de las monjas de clausura debía ser espejo para las demás hermanas llamadas a seguir la misma vocación, así como testimonio luminoso para cuantos vivían en el mundo. Los cuarenta años que vivió dentro del pequeño monasterio de San Damián no redujeron los horizontes de su corazón, sino que dilataron su fe en la presencia de Dios, que realiza la salvación en la historia. Son conocidos los dos episodios en los que, con la fuerza de su fe en la Eucaristía y con la humildad de la oración, santa Clara obtuvo la liberación de la ciudad de Asís y del monasterio del peligro de una inminente destrucción. 8. No podemos dejar de destacar que a 750 años de la confirmación pontificia, la Regla de santa Clara conserva intacta su fascinación espiritual y su riqueza teológica. La perfecta consonancia de valores humanos y cristianos, y la sabia armonía de ardor contemplativo y de rigor evangélico, la confirman para vosotras, queridas clarisas del tercer milenio, como un camino real que es preciso seguir sin componendas o concesiones al espíritu del mundo. A cada una de vosotras santa Clara dirige las palabras que dejó a Inés de Praga: «Feliz ciertamente aquella a quien se le concede gozar de este banquete sagrado, para que se adhiera con todas las fibras del corazón a Aquel cuya hermosura admiran sin cesar todos los bienaventurados ejércitos celestiales» (4CtaCl 9-10). Este centenario os brinda la oportunidad de reflexionar en el carisma típico de vuestra vocación de clarisas. Un carisma que se caracteriza, en primer lugar, por ser una llamada a vivir según la perfección del santo Evangelio, con una clara referencia a Cristo, como único y verdadero programa de vida. ¿No es éste un desafío para los hombres y las mujeres de hoy? Es una propuesta alternativa a la insatisfacción y a la superficialidad del mundo contemporáneo, que a menudo parece haber perdido su identidad, porque ya no percibe que ha sido creado por el amor de Dios y que él lo espera en la comunión sin fin. Vosotras, queridas clarisas, realizáis el seguimiento del Señor en una dimensión esponsal, renovando el misterio de virginidad fecunda de la Virgen María, Esposa del Espíritu Santo, la mujer perfecta. Ojalá que la presencia de vuestros monasterios totalmente dedicados a la vida contemplativa sea también hoy «memoria del corazón esponsal de la Iglesia» (Verbi Sponsa, 1), llena del ardiente deseo del Espíritu, que implora incesantemente la venida de Cristo Esposo (cf. Ap 22,17). Ante la necesidad de un renovado compromiso de santidad, santa Clara da también un ejemplo de la pedagogía de la santidad que, alimentándose de una oración incesante, lleva a convertirse en contempladores del rostro de Dios, abriendo de par en par el corazón al Espíritu del Señor, que transforma toda la persona, la mente, el corazón y las acciones, según las exigencias del Evangelio. * * *
TEXTOS DE LA MISA Antífona de entrada Oración colecta PRIMERA LECTURA Lectura del Profeta Oseas 2, 14b. 15b. 19-20. Esto dice el Señor: Yo la cortejaré, me la
llevaré al desierto, Y me responderá allí Me casaré contigo en matrimonio
perpetuo; Salmo responsorial Sal 44, 11-12. 14-15. 16. R/. Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor. Escucha, hija, mira: inclina el
oído; Ya entra la princesa bellísima, Las traen entre alegría y algazara,
SEGUNDA LECTURA Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 4, 6-10. 16-18. El Dios que dijo: «Brille la luz del
seno de las tinieblas», Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de
barro, Nos aprietan por todos lados, pero no nos
aplastan; Por esta razón no nos acobardamos;
Aleluya Jn. 15, 6. EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según San Juan 15, 4-10. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Permaneced en mí y yo en vosotros.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; Al que no permanece en mí, Si permanecéis en mí Como el Padre me ha amado, Oración de los fieles Oremos a Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, que enriqueció a santa Clara con los dones y carismas del Espíritu Santo. -Por la Iglesia, siempre en trance de renovación y de reforma: para que sea dócil a los impulsos del Espíritu. -Por los religiosos y religiosas de vida contemplativa: para que en su vida y en sus obras sean ejemplo atrayente de sabiduría evangélica. -Por las hijas espirituales de santa Clara: para que permanezcan fieles al carisma de su santa Madre y difundan su perfume donde se encuentren. -Por toda la Familia Franciscana: para que alienten y no defrauden a quienes buscan a Cristo por el camino de Francisco y de Clara. -Por los enfermos, los ancianos y los abandonados, los pobres y toda clase de indigentes: para que el ejemplo de Clara les lleve a unir sus sufrimientos a los de Cristo paciente. Oración: Escucha, Señor, nuestras súplicas, que hoy te presenta canta Clara, abogada e intercesora nuestra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Oración sobre las ofrendas PREFACIO V/. El Señor esté con vosotros. En verdad es justo y necesario Porque impulsaste a tu sierva Clara Elevada a la cumbre Por eso, Santo, Santo, Santo... Antífona de comunión Jn 14,
21.23. Oración después de la
comunión Bendición solemne El Señor os bendiga y os guarde. Haga brillar su rostro sobre vosotros y os
conceda su favor. Vuelva su mirada a vosotros y os conceda la
paz. Y la bendición de Dios
todopoderoso,
LITURGIA DE LAS HORAS Nació en Asís el año 1193. Cuando san Francisco se convirtió a Dios y empezó a predicar, Clara lo escuchaba a gusto y se entrevistaba con él en secreto. La noche del Domingo de Ramos de 1211 ó 1212, Clara abandonó la casa paterna y se consagró a Dios en la Porciúncula en manos de Francisco. Después pasó por las benedictinas y llegó a San Damián, donde pronto la siguieron otras jóvenes, y con ellas, bajo la guía de Francisco, se formó la comunidad que se convertiría en la Orden de las Clarisas. Allí vivió Clara encerrada, en pobreza, oración y caridad, hasta que murió el 11 de agosto de 1253. I VÍSPERAS Himno Es la esposa del Rey la virgen Clara, Ni muro ni castillo aquel recinto Aquí palpita el mundo doloroso Pobre de corazón, como en
Belén Hermana de los ángeles contempla Que Cristo se levante, inmenso, santo, Salmodia Ant. 1. Venid, hijas mías, contemplad al Señor, y quedaréis radiantes. Salmo 112 Alabad, siervos del Señor, El Señor se eleva sobre todos los
pueblos, Levanta del polvo al desvalido, Ant. Venid, hijas mías, contemplad al Señor, y quedaréis radiantes. Ant. 2. La puso el Señor a guardar sus viñas: las viñas en ciernes difundieron su fragancia. Salmo 147 Glorifica al Señor,
Jerusalén; Él envía su mensaje a la
tierra, hace caer el hielo como migajas Anuncia su palabra a Jacob, Ant. La puso el Señor a guardar sus viñas: las viñas en ciernes difundieron su fragancia. Ant. 3. La eligió el Señor para ser santa e irreprochable ante él por el amor. Cántico de la Carta
a los Efesios (1,3-10) Bendito sea Dios, Él nos eligió en la persona
de Cristo, Él nos ha destinado en la persona de
Cristo, Por este Hijo, por su sangre, Éste es el plan Ant. La eligió el Señor para ser santa e irreprochable ante él por el amor. Lectura
breve Cf. Sb 6, 13-14. Responsorio breve Magníficat, Ant. Desbordo de gozo con el Señor, porque me ha vestido un traje de gala, y como a novia me ha adornado con la corona. Cántico de la Virgen
María Proclama mi alma la grandeza del
Señor, Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, Él hace proezas con su brazo: Auxilia a Israel, su siervo, Magníficat, Ant. Desbordo de gozo con el Señor, porque me ha vestido un traje de gala, y como a novia me ha adornado con la corona. Preces Alabemos con gozo a Cristo, esposo y
cordero inmaculado, al que siguen las vírgenes dondequiera que va, y
supliquémosle diciendo: Oh Cristo, que elogiaste a los que
permanecen vírgenes por el reino de los cielos, Tú que ofreciste al Padre el
sacrificio de la cruz para salvación nuestra, Señor Jesucristo, a quien la Iglesia
virgen guardó fidelidad intacta, Tú que nos concedes hoy alegrarnos
en la festividad de santa Clara virgen, Tú que recibiste en el banquete de
tus bodas a las vírgenes santas, Padre nuestro. Oración INVITATORIO Ant. Venid, adoremos a Cristo rey, a quien Clara amó de todo corazón. OFICIO DE LECTURA Himno Me pensaste desde siempre, Me cuidaste como un padre Gracias por mi tierra umbra Por mi vida, por mi muerte, Salmodia Ant. 1. Se preocupó de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma. Salmo 18 A El cielo proclama la gloria de Dios, Sin que hablen, sin que pronuncien, Allí le ha puesto su tienda al
sol: Asoma por un extremo del cielo, Ant. Se preocupó de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma. Ant. 2. Todo lo consideró pérdida; por eso halló bienes mejores y permanentes. Salmo 44, I Me brota del corazón un poema
bello, Eres el más bello de los
hombres, Cíñete al flanco la espada,
valiente: Tu trono, oh Dios, permanece para
siempre, A mirra, áloe y acacia huelen tus
vestidos, Ant. Todo lo consideró pérdida; por eso halló bienes mejores y permanentes. Ant. 3. Se despojó de sus galas y afligió su cuerpo con ayunos. Salmo 44, II Escucha, hija, mira: inclina el
oído, Ya entra la princesa, bellísima, «A cambio de tus padres,
tendrás hijos, Quiero hacer memorable tu nombre Ant. Se despojó de sus galas y afligió su cuerpo con ayunos. V/. La llevan ante el Rey con séquito de
vírgenes. PRIMERA LECTURA
Hermanos: Lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos. No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba me llama en Cristo Jesús. Los que somos maduros pensamos así. Y, si en algún punto pensáis de otro modo, Dios se encargará de aclararos también eso. En todo caso, seamos consecuentes con lo ya alcanzado. Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros. Responsorio Cf. 1Co 1, 4. 8. SEGUNDA LECTURA
Entre los otros beneficios que hemos recibido y recibimos cada día de nuestro espléndido benefactor el Padre de las misericordias, y por los que más debemos dar gracias al Padre glorioso de Cristo, está el de nuestra vocación, por la que, cuanto más perfecta y mayor es, más y más deudoras le somos. Por lo cual dice el Apóstol: Reconoce tu vocación. El Hijo de Dios se ha hecho para nosotras camino, que con la palabra y el ejemplo nos mostró y enseñó nuestro bienaventurado padre Francisco, verdadero amante e imitador suyo. Por tanto, debemos considerar, amadas hermanas, los inmensos beneficios de Dios que nos han sido concedidos, pero, entre los demás, aquellos que Dios se dignó realizar en nosotras por su amado siervo nuestro padre el bienaventurado Francisco, no sólo después de nuestra conversión, sino también cuando estábamos en la miserable vanidad del siglo. Pues el mismo Santo, cuando aún no tenía hermanos ni compañeros, casi inmediatamente después de su conversión, mientras edificaba la iglesia de San Damián, donde, visitado totalmente por la consolación divina, fue impulsado a abandonar por completo el siglo, profetizó de nosotras, por efecto de una gran alegría e iluminación del Espíritu Santo, lo que después el Señor cumplió. En efecto, subido en aquel entonces sobre el muro de dicha iglesia, decía en alta voz, en lengua francesa, a algunos pobres que moraban allí cerca: «Venid y ayudadme en la obra del monasterio de San Damián, porque aún ha de haber en él unas damas, por cuya vida famosa y santo comportamiento religioso será glorificado nuestro Padre celestial en toda su santa Iglesia». En esto, por tanto, podemos considerar la copiosa benignidad de Dios para con nosotras; Él, por su abundante misericordia y caridad, se dignó decir, por medio de su Santo, estas cosas sobre nuestra vocación y elección. Y no sólo de nosotras profetizó estas cosas nuestro bienaventurado padre Francisco, sino también de las otras que habían de venir a la santa vocación a la que el Señor nos ha llamado. ¡Con cuánta solicitud, pues, y con cuánto empeño de alma y de cuerpo no debemos guardar los mandamientos de Dios y de nuestro padre Francisco para que, con la ayuda del Señor, le devolvamos multiplicado el talento recibido! Porque el mismo Señor nos ha puesto como modelo que sirva de ejemplo y espejo no sólo a los otros, sino también a nuestras hermanas, a las que llamará el Señor a nuestra vocación, para que también ellas sirvan de espejo y ejemplo a los que viven en el mundo. Así pues, ya que el Señor nos ha llamado a cosas tan grandes, a que puedan mirarse en nosotras las que son para los otros ejemplo y espejo, estamos muy obligadas a bendecir y alabar a Dios, y a confortarnos más y más en el Señor para obrar el bien. Por lo cual, si vivimos según la sobredicha forma, dejaremos a los demás un noble ejemplo y con un brevísimo trabajo ganaremos el premio de la eterna bienaventuranza. Responsorio Himno Te Deum. Oración L A U D E S Himno Loado seas, mi Señor, Loado seas, mi Señor, Loado seas, mi Señor, Loado seas, mi Señor, Loado seas, mi Señor, Loado seas, mi Señor, ¡Loado seas, mi Señor, Salmodia Ant. 1. El poder de Dios la sostuvo; por eso será bendita por siempre. Salmo 62 Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti
madrugo, ¡Cómo te contemplaba en el
santuario Toda mi vida te bendeciré En el lecho me acuerdo de ti Ant. El poder de Dios la sostuvo; por eso será bendita por siempre. Ant. 2. La bendijo el Señor, y por medio de ella aniquiló a los enemigos. Cántico de los tres
jóvenes Criaturas todas del Señor, bendecid
al Señor, Angeles del Señor, bendecid al
Señor; Aguas del espacio, bendecid al
Señor; Sol y luna, bendecid al Señor; Lluvia y rocío, bendecid al
Señor; Fuego y calor, bendecid al
Señor; Rocíos y nevadas, bendecid al
Señor; Escarchas y nieves, bendecid al
Señor; Luz y tinieblas, bendecid al
Señor; Bendiga la tierra al Señor, Montes y cumbres, bendecid al
Señor; Manantiales, bendecid al Señor; Cetáceos y peces, bendecid al
Señor; Fieras y ganados, bendecid al
Señor, Hijos de los hombres, bendecid al
Señor; Sacerdotes del Señor, bendecid al
Señor; Almas y espíritus justos, bendecid
al Señor; Ananías, Azarías y Misael,
bendecid al Señor, Bendigamos al Padre y al Hijo con el
Espíritu Santo, Bendito el Señor en la bóveda
del cielo, Ant. La bendijo el Señor, y por medio de ella aniquiló a los enemigos. Ant. 3. Encomendó a Dios todos sus afanes; esperó en él y se vio socorrida. Salmo 149 Cantad al Señor un cántico
nuevo, Alabad su nombre con danzas, Que los fieles festejen su gloria para tomar venganza de los pueblos Ejecutar la sentencia dictada Ant. Encomendó a Dios todos sus afanes; esperó en él y se vio socorrida. Lectura
breve Is 58, 10-11. Responsorio breve Benedictus, Ant. Dichosa la virgen Clara: negándose a sí misma y cargando con su cruz, siguió al Señor, esposo de las vírgenes. Cántico de
Zacarías Bendito sea el Señor, Dios de
Israel, Es la salvación que nos libra de
nuestros enemigos Para concedernos que, libres de temor, Y a ti, niño, te llamarán
profeta del Altísimo, Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios, Benedictus, Ant. Dichosa la virgen Clara: negándose a sí misma y cargando con su cruz, siguió al Señor, esposo de las vírgenes. Preces Imploremos, hermanos, al Padre de las
misericordias, de quien procede todo don perfecto, y supliquémosle
humildemente diciendo: Tú que eres el solo santo y el bien
sumo, Tú que nos dejaste un dechado de
perfección en la santa madre Clara, Tú, Señor Jesús, que
eres el camino, la esperanza y la vida, infunde a la Orden seráfica la
vitalidad del Evangelio, Tú que eres fuente de la verdadera
sabiduría, inflama nuestros corazones en tu amor, Tú que quieres de tus elegidos
frutos abundantes de paciencia, concédenos los dones del Espíritu
Santo, Padre nuestro. Oración HORA INTERMEDIA Si se celebra como fiesta, las antífonas y los salmos son de la feria de la semana. Si se celebra como solemnidad, las antífonas son propias y los salmos de la salmodia complementaria, o, si fuera domingo, del domingo de la semana I. Tercia Ant. Habla mi amado y me dice: «¡Levántate amada mía, hermosa mía, ven a mí!» Lectura
breve Sb 7, 7-8. 10. V/. El resplandor de la sabiduría no tiene
ocaso. Sexta Ant. Encontré al amor de mi alma: lo agarre y ya no lo soltaré. Lectura
breve Sb 4, 1-2. V/. Clara, esposa de Cristo, recibe la corona. Nona Ant. Oigo la voz de mi amado que llama a la puerta: «Ábreme, amada mía; me casaré contigo en matrimonio perpetuo». Lectura
breve So 3, 16-17. V/. Desdeñó los goces del mundo y
las galas profanas. Oración II VÍSPERAS Himno Al caer de la tarde silenciosa, Eras tú, Clara, corazón
amante, Plegaria y sacrificio así
juntabas Y así, cuando por fin llamó
el Esposo En el coro de vírgenes
prudentes, Salmodia Ant. 1. El mundo se llenó del resplandor de Clara: de su santidad brotaron vigorosos retoños. Salmo 112 Alabad, siervos del Señor, El Señor se eleva sobre todos los
pueblos, Levanta del polvo al desvalido, Ant. El mundo se llenó del resplandor de Clara: de su santidad brotaron vigorosos retoños. Ant. 2. Para ganar a Cristo, desdeñó la efímera gloria mundana, poniendo su confianza en el Señor, su Dios. Salmo 145 Alaba, alma mía, al
Señor: No confiéis en los
príncipes, Dichoso a quien auxilia el Dios de
Jacob, que mantiene su fidelidad
perpetuamente, El Señor liberta a los cautivos, El Señor guarda a los
peregrinos, El Señor reina eternamente, Ant. Para ganar a Cristo, desdeñó la efímera gloria mundana, poniendo su confianza en el Señor, su Dios. Ant. 3. Transportada de gozo, la virgen Clara conoció maravillosamente las múltiples formas de la sabiduría de Cristo. Cántico de la Carta
a los Efesios (1,3-10) Bendito sea Dios, Él nos eligió en la persona
de Cristo, Él nos ha destinado en la persona de
Cristo, Por este Hijo, por su sangre, Éste es el plan Ant. Transportada de gozo, la virgen Clara conoció maravillosamente las múltiples formas de la sabiduría de Cristo. Lectura
breve Ct 6, 3; 8, 6-7. Responsorio breve Magníficat, Ant. Dios te salve, esposa de Cristo, virgen consagrada, dechado de religiosas: Clara, guíanos al reino de los cielos. Cántico de la Virgen
María Proclama mi alma la grandeza del
Señor, Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, Él hace proezas con su brazo: Auxilia a Israel, su siervo, Magníficat, Ant. Dios te salve, esposa de Cristo, virgen consagrada, dechado de religiosas: Clara, guíanos al reino de los cielos. Preces Alabemos con gozo a Cristo, esposo y
cordero inmaculado, al que siguen las vírgenes dondequiera que va, y
supliquémosle diciendo: Oh Cristo, que elogiaste a los que
permanecen vírgenes por el reino de los cielos, Tú que ofreciste al Padre el
sacrificio de la cruz para salvación nuestra, Señor Jesucristo, a quien la Iglesia
virgen guardó fidelidad intacta, Tú que nos concedes hoy alegrarnos
en la festividad de santa Clara virgen, Tú que recibiste en el banquete de
tus bodas a las vírgenes santas, Padre nuestro. Oración
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