DIRECTORIO FRANCISCANO
La Formación Franciscana

«RATIO STUDIORUM»
de la Orden de Hermanos Menores, O.F.M. (2001)

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DECRETO

En conformidad con cuanto prescriben las Constituciones generales (cf. CCGG 166 § 1) y los documentos de la Iglesia sobre la promoción de los estudios, obtenido el voto deliberativo del Definitorio general en el congreso celebrado el día 19 de marzo de 2001, de acuerdo con los Estatutos generales (cf. EEGG 67 §§ 1-3), haciendo uso de las facultades que por razón del oficio nos compete, con el presente decreto aprobamos y promulgamos la


RATIO STUDIORUM OFM,
«IN NOTITIA VERITATIS PROFICERE»
(LM 11,1)

y establecemos que sea válida para toda la Orden.

Establecemos, además, que todas nuestras Provincias y Entidades competentes estén obligadas a elaborar su propia Ratio studiorum de acuerdo con las orientaciones y las directrices de esta Ratio, con las debidas adaptaciones a las diversas situaciones y exigencias, de manera que se asegure una formación intelectual adecuada, sobre todo en los elementos específicos franciscanos, a todos los hermanos, independientemente de su opción vocacional, tanto en la formación inicial como en la permanente.

Dado en Roma, en la Sede de la Curia general de la Orden, el día veinticinco de marzo del dos mil uno, solemnidad de la Anunciación del Señor.


Fr. Giacomo Bini, ofm,
Ministro general

Fr. José Rodríguez Carballo, ofm,
Secretario general para la Formación y los Estudios


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PRESENTACIÓN

El tema de los estudios en la Orden, aunque nunca haya sido argumento central de la autoconciencia del franciscanismo, representa sin embargo una problemática amplia y compleja, que aparece frecuentemente en la historia de los hermanos menores al tratar la intrigada cuestión de nuestra identidad. Esta problemática provocó en muchas ocasiones enfrentamientos y divisiones entre los hermanos.

Para unos, los estudios eran una traición a la intentio Francisci; para otros, eran una exigencia de la misión recibida de la Iglesia desde los orígenes mismos de la Fraternidad: la misión de predicar. La corriente de los «espirituales» defendía la minoridad y la sencillez como la forma propia y específica de evangelizar de los hermanos menores; la corriente de los «intelectuales», por el contrario, defendía los estudios como exigencia de la predicación y como una necesidad para desempeñar su misión en el mundo.

El diálogo entre las dos posturas no resultó fácil. No faltaron sospechas y acusaciones. Tampoco faltaron exageraciones, tanto por una parte como por otra. En cualquier caso, la «cuestión de los estudios» obligó a la Orden a un debate mucho más amplio y radical sobre su propia identidad, debate que ha llegado hasta nuestros días. Hoy, gracias a la reflexión profunda y serena que se ha hecho sobre la forma vitae de los hermanos, particularmente después del Concilio y de la promulgación de las nuevas Constituciones Generales, estamos en condiciones de afirmar que la respuesta sobre la intentio Francisci no está en un aut-aut, sino en un et-et. Francisco, reafirmando lo esencial, es decir, el Espíritu del Señor, y colocándolo como criterio de todo lo demás, no sólo no condena o prohíbe los estudios, sino que manifiesta «estar de acuerdo» en que se enseñe y, consiguientemente, en que se estudie (cf. CtaAnt 2).

En este contexto se ha de situar la Ratio studiorum OFM, «In notitia veritatis proficere». Además de reconocer que estudiar es situarse en comunión con la gran tradición de la Orden (cf. n. 29), haciendo suyo el pensamiento de San Buenaventura expresado magistralmente en el Itinerario (Pról. 4; cf. n. 19), la Ratio studiorum OFM subraya fuertemente la unión profunda que debe reinar entre lo que últimamente se dio en llamar «prioridades» del carisma franciscano y la formación intelectual, entre la forma vitae de los hermanos y los estudios (cf. nn. 19-30). Éstos están al servicio de la calidad de aquélla, así como de la misión a la que el hermano menor ha sido llamado (cf. n. 90). La Ratio studiorum OFM hace explícitamente suya la afirmación de Tomás de Eccleston, según el cual la Orden de los Hermanos Menores se edifica sobre la santidad de vida y el estudio (cf. Eccleston, n. 90; cf. n. 28), y asume plenamente la llamada de Juan Pablo II al Capítulo general de 1991: El estudio es una exigencia fundamental de la evangelización (MCapG 28). La Ratio studiorum OFM no sólo no ve contraposición alguna entre la vocación y la vida del hermano menor y los estudios, sino que éstos son integrados plenamente en aquélla. Los maestros franciscanos son propuestos como ejemplo admirable de este diálogo fecundo entre la ciencia y la santidad (cf. nn. 15. 100 y 110).

La Ratio studiorum OFM subraya fuertemente otro aspecto: la importancia que se ha de dar a los estudios franciscanos, filosóficos y teológicos. Nada que lleve y muestre al Creador, nada que nos pueda ayudar a conocer mejor la problemática del hombre actual y de la creación, podrá considerarse ajeno a los intereses y, por tanto, al estudio del hermano menor (cf. nn. 44 ss.). En cualquier caso, el conocimiento de Francisco, de Clara y de los maestros franciscanos ha de considerarse prioritario (cf. nn. 41.57.63.67. 69.75-77), no tanto para repetir lo que ellos dijeron, sino para actualizarlo y hacer oír su voz en el mundo de hoy, de tal modo que haya un diálogo constante entre los valores del carisma y del patrimonio franciscano y los problemas y esperanzas del hombre de hoy (cf. n. 121a). De este modo la Ratio studiorum OFM, haciendo suyo cuanto afirman las Constituciones Generales (art. 166 § 1), reconoce, al mismo tiempo, la plena actualidad del patrimonio cultural que la Orden ha acumulado a lo largo de los siglos (cf. n. 17).

Otro principio que aparece reiteradamente afirmado en la Ratio studiorum OFM y que es de suma importancia para que los hermanos lleguemos a formar una fraternidad de iguales (cf. CCGG 3 § 1), es la igualdad de oportunidades que se ha de ofrecer a clérigos y laicos en cuanto a la formación intelectual (cf. nn. 36.39.142). La opción vocacional no puede ser nunca motivo de discriminación, tampoco en lo referente a la formación intelectual. Si el estudiar está en función de buscar, conocer y apreciar la verdad (cf. n. 9) hasta dejarse poseer por ella (cf. n. 4), de modo que podamos ser sus testigos, anunciadores y servidores (cf. n. 13); si la formación intelectual mira a «progresar en el conocimiento de la verdad» (LM 11,1), a crecer en la fe (cf. nn. 3.12.14a.e) y dar razón de la propia esperanza (cf. n. 14g); si el estudio responde a la necesidad del desarrollo del ser humano en su totalidad (cf. n. 13c) y es gracia que se debe poner al servicio de los demás (cf. nn. 10 y 11), entonces fácilmente se comprenderá que estudiar es «fundamental en la vida y en la formación» de todos los hermanos menores (cf. n. 3) y que no puede ser considerado «privilegio» de unos pocos, sino un derecho de todos, cuyo único límite son las dotes de cada uno y las necesidades de la Fraternidad (cf. nn. 34.84.88.92). Se entenderá también por qué la Ratio studiorum OFM exhorta a todos los hermanos a asumir el estudio con renovado amor (cf. n. 29).

A mi juicio cabe señalar, todavía, otro aspecto importante presente en la Ratio studiorum OFM: la atención que se ha de prestar en el estudio a la problemática del hombre contemporáneo y a las condiciones en que cada hermano vive y desarrolla su misión (cf. nn. 6a.36.47.52.54.60.74.88). Teniendo en cuenta esas condiciones, así como los interrogantes y los retos que nos llegan del mundo en que vivimos y, muy particularmente, del pensamiento actual (cf. n. 52), el estudio aparece como necesario a fin de que los hermanos puedan entablar un diálogo crítico y, a la vez, fecundo con la cultura actual, ofreciéndoles, al mismo tiempo, la posibilidad de dar una respuesta humana, cristiana y franciscana (cf. n. 16) a los retos que dicha cultura plantea a los hermanos menores. Consciente de esta posibilidad, la Ratio studiorum OFM, «In notitia veritatis proficere» (LM 11,1) anima a los hermanos a insertarse en los nuevos «areópagos» de la cultura moderna y a tener una presencia activa en los ambientes en los cuales se hace cultura (cf. n. 91). El hermano menor ha de dejar de ser mero espectador y mero consumidor de cultura. Está llamado a «situarse como actor en su época y en su medio» y a colaborar activamente en la creación de cultura. Sólo así podrá ejercer «una actividad cualificada en la sociedad, en la Iglesia y en la Orden» (RFF 160.169). Los nuevos areópagos, el diálogo en la Iglesia, con otras religiones y culturas, tan subrayado en la Ratio studiorum OFM (cf. nn. 70-74), supone interlocutores bien preparados (cf. RT 131).

La Ratio studiorum OFM, «In notitia veritatis proficere» llega en un momento delicado e importante para la Orden. Debido a los cambios habidos en los últimos años en el mundo, en la Iglesia y en el seno de nuestra Fraternidad, los hermanos debemos empeñarnos en «resituar y recrear constantemente nuestra identidad de hermanos menores en el nuevo contexto de la historia» (FP 2). Para responder convenientemente a este reto, es necesario, entre otros medios, hoy más que nunca, promover en nuestra Orden la formación intelectual (cf. OEv, n. 10).

La Ratio studiorum OFM apuesta claramente por la promoción de los estudios. En sus seis capítulos, precedidos de una premisa de carácter histórico y una introducción en la que se define el carácter de la Ratio studiorum OFM, trata de responder a preguntas como estas: ¿Por qué y para qué estudiar? (cf. nn. 9-18); ¿Cómo estudiar? (cf. nn. 19-30); ¿Cuándo estudiar? (cf. nn. 31-43); ¿Qué hay que estudiar? (cf. nn. 44-98. 141-147); ¿Quién debe estudiar? (cf. nn. 99-117); ¿Dónde estudiar? (cf. nn. 118-129); ¿Qué medios se deben utilizar? (cf. nn. 130-140).

La Ratio studiorum OFM que hoy presentamos -pedida primero por el Capítulo de San Diego (1991) y luego por el Capítulo de Asís (1997), aprobada por el Definitorio general (19 de marzo de 2001) y promulgada por el Ministro general (25 de marzo de 2001)-, más que un documento jurídico, ofrece los principios orientativos, el sentido y la finalidad de los estudios en la vida de los hermanos menores. Al mismo tiempo, presenta un programa de estudios específicamente franciscanos para aquellos hermanos que frecuentan Centros de Estudio Superiores, propios o ajenos, y, para todos los hermanos, independientemente de su opción vocacional, un programa de los estudios franciscanos que se han de realizar tanto durante la formación permanente como durante la formación inicial.

Subrayando que el sentido último de la formación intelectual y los estudios será siempre la vida y la formación integral del hermano menor, la Orden ofrece la Ratio studiorum OFM a todos los hermanos a fin que, sin «apagar el espíritu de oración y devoción» (cf. CtaAnt 2), a través de los estudios «progresen en el conocimiento de la verdad -in notitia veritatis proficere- y crezcan en pura simplicidad» (LM 11,1).


Fr. José Rodríguez Carballo, ofm
Secretario general para la Formación y los Estudios


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SIGLAS Y ABREVIATURAS

Sagrada Escritura

Jn

Evangelio según San Juan

Mt

Evangelio según San Mateo.

1 P

Primera carta de San Pedro.

Rm

Carta a los Romanos.

Flp

Carta a los Filipenses.

Escritos de San Francisco de Asís

Adm

Admoniciones.

AlD

Alabanzas al Dios altísimo.

Cánt

Cántico de las criaturas.

CtaA

Carta a las autoridades de los pueblos.

CtaAnt

Carta a San Antonio.

CtaCle

Carta a los clérigos.

CtaO

Carta a toda la Orden.

2 CtaF

Carta a todos los fieles, segunda redacción.

OrSD

Oración ante el Crucifijo de San Damián.

Rb

Regla bulada (2 R).

Rnb

Regla no bulada (1 R).

SalVir

Saludo a las virtudes.

Test

Testamento.

Biografías de San Francisco de Asís

1 Cel

Vida primera, de Tomás de Celano.

2 Cel

Vida segunda, de Tomás de Celano.

LM

Leyenda mayor, de San Buenaventura.

Otras siglas

AG

Ad gentes, Decreto del Concilio Vaticano II, 1965.

BEMI

Bibliotecas eclesiásticas en la misión de la Iglesia, Documento del Pontificio Consejo para la Cultura, 1994.

CCGG

Constituciones generales de la Orden de Frailes Menores, 1987.

CIC

Código de Derecho Canónico, 1983.

CIstF

La colaboración entre los Institutos en la formación, Instrucción de la CIVCSVA, 1999.

CPO

Consejo plenario de la Orden de Hermanos Menores.

DV

Dei Verbum, Constitución dogmática del Concilio Vaticano II, 1965.

DPAA

Discurso en la inauguración del Año Académico del PAA, Fr. John Vaughn, 1986.

Eccleston

Establecimiento de los Hermanos Menores en Inglaterra, Tomás de Eccleston.

EEGG

Estatutos generales de la Orden de Hermanos Menores, 1991.

EN

Evangelii nuntiandi, Exhortación apostólica de Pablo VI, 1975.

EstEF

Estatuto de la Asociación de Editores Franciscanos, 2000.

FHM

La formación de los Hermanos Menores, Documento del Capítulo general OFM de Medellín, 1971.

FP

La formación permanente en la Orden de Hermanos Menores, Documento del Secretariado general para la Formación y los Estudios, 1995.

FR

Fides et ratio, Carta encíclica de Juan Pablo II, 1998.

GS

Gaudium et spes, Constitución pastoral del Concilio Vaticano II, 1965.

I Sent

Comentario al libro de las Sentencias, San Buenaventura.

Itin

Itinerario de la mente hacia Dios, San Buenaventura.

4 CtaCla

Cuarta carta de Santa Clara a Inés de Praga.

LG

Lumen gentium, Constitución dogmática del Concilio Vaticano II, 1964.

LlT

Llenar la tierra con el Evangelio de Cristo, Carta de Pentecostés de Fr. Hermann Schalück, 1996.

MCapG

Mensaje al Capítulo general OFM, Juan Pablo II, 1991.

MP

Memoria y profecía, Documento del Capítulo general OFM, 1997.

MuR

Mutuae relationes, Directrices de la Congregación para los Obispos y CRIS, 1978.

NMI

Novo millennio inneunte, Carta apostólica de Juan Pablo II, 2001.

OEv

La Orden y la Evangelización hoy, Documento del Capítulo general OFM, 1991.

Ord

Ordinatio, del Beato Juan Duns Escoto.

OT

Optatam totius, Decreto del Concilio Vaticano II, 1965.

PdC

Para una pastoral de la cultura, Documento del Pontificio Consejo para la Cultura, 1999.

PDV

Pastores dabo vobis, Exhortación apostólica de Juan Pablo II, 1992.

PrS

Prioridades para el sexenio 1997-2003, Documento programático del Definitorio general OFM, 1997.

PI

Potissimum institutioni, Instrucción sobre «La formación en los Institutos religiosos», CIVCSVA, 1990.

RaFIS

Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis, Notas fundamentales para la formación sacerdotal, de la Congregación para la Educación Católica, 1970.

ReM

Redemptoris missio, Carta encíclica de Juan Pablo II, 1990.

RFF

Ratio formationis franciscanae, 1991.

SapC

Sapientia christiana, Constitución apostólica de Juan Pablo II, 1979.

SD

«Servicio para el Diálogo», Líneas directrices del Definitorio general sobre el Diálogo ecuménico, interreligioso y con las culturas, 1988.

VC

Vita consecrata, Exhortación apostólica de Juan Pablo II, 1996.

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