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DIRECTORIO FRANCISCANOHistoria franciscana |
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EL FRANCISCANISMO SUMARIO Capítulo primero I. Los tiempos que prepararon la época de San Francisco.- II. El hombre Francisco.- III. San Francisco y los herejes.- IV. El amor en San Francisco.- V. Cómo amaba a Dios San Francisco.- VI. Cómo oraba San Francisco.- VII. Los Estigmas.- VIII. La Pobreza.- IX. Cómo amaba San Francisco a las criaturas.- X. Cómo amaba San Francisco a los suyos.- XI. San Francisco y la predicación.- XII. San Francisco y el trabajo.- XIII. Su perfecta alegría.- XIV. La dialéctica de su Orden.- XV. Conclusión, 41. Capítulo segundo En pro de la Pobreza.- Los Franciscanos y el estudio.- El Generalato de San Buenaventura.- Epopeya franciscana.- El pensamiento franciscano.- Alejandro de Hales y San Buenaventura.- El Beato Juan Duns Escoto.- Rogerio Bacon.- Raimundo Lulio.- Otros pensadores.- San Antonio de Padua.- Bertoldo de Ratisbona.- Las Misiones.- Santa Clara y la Segunda Orden.- La Tercera Orden y sus Santos.- Piedad franciscana.- Literatura franciscana.- Franciscanismo y poesía nueva.- Franciscanismo y arte.- El siglo de oro. Las luchas por la pobreza.- La reconstrucción.- Los pensadores.- Las obras de divulgación y de edificación espiritual.- Las Misiones.- Los terciarios seglares.- Los terciarios regulares.- Piedad franciscana y arte. Giotto y Dante.- Bartolo y Baldo. La Observancia.- Espiritualidad franciscana y humanismo.- San Bernardino de Sena y Alberto de Sarteano.- San Juan de Capistrano y San Jaime de la Marca.- Los predicadores de penitencia y su misión.- El pensamiento teológico.- «La Franceschina».- Las Misiones.- Las clarisas.- Flores de santidad.- El arte franciscano del siglo XV. La Observancia.- Espiritualidad franciscana y humanismo.- San Bernardino de Sena y Alberto de Sarteano.- San Juan de Capistrano y San Jaime de la Marca.- Los predicadores de penitencia y su misión.- El pensamiento teológico.- «La Franceschina».- Las Misiones.- Las clarisas.- Flores de santidad.- El arte franciscano del siglo XV. Despertar de fervor.- Despertar filosófico.- La defensa de la Inmaculada.- El apostolado político de los capuchinos.- La predicación.- Bartolomé Cambi de Salutío.- Los franciscanos y el quietismo.- Los franciscanos y el jansenismo.- Lucas Wadingo y la cultura franciscana.- Los «Annales».- El Beato Buenaventura de Barcelona y los retiros.- Misiones en Oriente.- Misiones en América y en Australia.- Misiones en África.- Misiones en Albania.- La Custodia de Tierra Santa.- Virtudes claustrales.- Arte y Franciscanismo en el siglo XVII. Jurisdiccionalismo y Franciscanismo.- Jansenismo y Franciscanismo.- Benedicto XIV y Clemente XIV.- Historiografía franciscana y enciclopedistas.- Cultura franciscana y su irradiación.- Los retiros.- San Leonardo de Porto Maurizio.- Su apostolado social.- Su predicación.- Su espiritualidad.- Predicadores y tratadistas.- Los Santos.- Los Misioneros.- Los franciscanos y la Revolución francesa.- El siglo XVIII y el Franciscanismo. La franciscanofilia del siglo XIX.- Los escritores románticos y San Francisco.- Manzoni y los franciscanos.- De Ozanam a Renan.- Del P. Frediani a César Guasti.- El P. Ludovico de Casoria y los liberales.- Pío IX y el dogma de la Inmaculada.- León XIII y el valor social de la Tercera Orden.- San Francisco en el arte y en la poesía del siglo XIX.- Jaime Zanella y un capuchino arquitecto.- El séptimo centenario del nacimiento de San Francisco.- San Francisco en la poesía de los últimos años del siglo XIX.- Nuevo desenvolvimiento de estudios franciscanos.- La persecución religiosa del siglo XIX.- La obra de reconstrucción del Padre Bernardino de Portogruaro.- Los colegios seráficos.- La edición crítica de las obras de San Buenaventura.- Colegios internacionales de estudio.- El apostolado del P. Bernardino de Portogruaro.- El pensamiento franciscano en el siglo XIX.- Cultura franciscana del siglo XIX.- Los soldados desconocidos del Franciscanismo.- Un olvidado: el P. Mauricio Malvestiti.- Un educador: el P. Girard.- Los historiadores.- Los predicadores.- La caridad de un apóstol.- Misiones en África.- Misiones en Asia.- Misiones en América.- Las sores misioneras.- Los terciarios.- El retorno de San Francisco. Capítulo tercero I. Los problemas y los errores de la conciencia moderna.- II. La vida interior: Conformidad con Cristo Señor.- Piedad teocéntrica.- Motivos antropocéntricos.- Amor de Dios.- Itinerario bonaventuriano a Dios.- La triple vía.- Los derechos de Dios y del hombre en la piedad franciscana.- Espiritualidad solar.- III. La libertad: Libertad cristiana.- San Francisco y la libertad.- Libertad en la verdad.- Libertad en el deber.- Libertad en la pobreza.- La pobreza de espíritu.- Libertad en la humildad. Capítulo tercero IV. La inteligencia y el saber: El saber es amor.- El estudio es oración.- De la ciencia a la sabiduría.- Método bonaventuriano de estudio.- Unidad de ciencia y vida.- Inteligencia y simpatía.- Inteligencia y humildad.- V. La acción: Religiosidad de la acción.- Acción y vida interior.- Caracteres de la acción franciscana.- Apostolado franciscano.- VI. Alegría: Motivos franciscanos de alegría.- La espiritualidad franciscana y el dolor.- Despedida.
INTRODUCCIÓN No es éste un libro de historia para los eruditos, ni un libro de meditación para los filósofos, ni un libro de poesía para los literatos, ni tampoco un libro de devoción para las personas devotas. He escrito este volumen ante todas cosas por satisfacer a una necesidad de mi alma de franciscano. Se piensa, se habla, se escribe de lo que se ama, y yo he alimentado siempre el propósito de hablar de lo que es la poesía y el ideal de mi vida; me parece, pues, que, licenciando estas páginas, cumplo con una deuda de gratitud. Mas también he escrito este libro para repetir estas mismas cosas a las almas que piden a la interpretación franciscana de la vida cristiana una palabra de dirección, de aliento, de salvación. Para mí y para estas almas he, pues, inquirido en qué consiste el carácter de San Francisco y de la interpretación que del Cristianismo ha enseñado al mundo el Serafín de La Verna; para mí y para estas almas he investigado su concepción de la vida en las obras y en la actividad que de él han recibido inspiración y vida; sobre todo, para mí y para estas almas he procurado indagar cómo el Franciscanismo puede decir todavía hoy una palabra al mundo, que tan diverso y tan alejado de él parece. A la verdad, si bien el siglo XX ha heredado del XIX para con el Franciscanismo una simpatía que se revela sobre todo en los estudios y en el arte, su espíritu es muy ajeno de la espiritualidad franciscana. La admiración al Santo de Asís fue para ciertos intelectuales de fina sensibilidad una reacción contra la aridez del positivismo; fue para ciertos estetas, hartos de bellezas de museo y de salón, un goce nuevo, como el pan casero tras muchas confituras; fue para ciertos estudiosos de historia y sociología, para tal cual diletante de mística, un campo prometedor de investigaciones; fue, en suma, estetismo. Para los otros, para los creyentes que, o inscritos en la Orden Tercera o simpatizantes con las órdenes franciscanas, trataban a San Francisco religiosamente, sin estetismos y sin ideologías, el Franciscanismo fue y es, hechas las debidas excepciones, más bien un consuelo, una práctica de piedad, una mina de indulgencias y, si a mano viene, un timbre de honor, más que una forma mentis y una forma vitae. A despecho de estos aspectos contrarios y de estas diferencias, estoy íntimamente persuadido de que el Franciscanismo, considerado como interpretación de la vida cristiana, como concepción del universo, como norma de conducta, sobre todo como medio de retorno a una vida cristiana, tiene aún que decir una palabra al mundo moderno. He intentado recordar cuál sea esta palabra de salvación para muchas almas que sufren, para muchas que andan errantes lejos de la casa del Padre, para muchas que buscan luz y calor para su vida. Me apremia insistir en la afirmación de que este libro no pretende ser una historia de las órdenes franciscanas, ni tampoco un tratado sobre el pensamiento franciscano. El lector especialista que se maravillase de no hallar citados hombres, hechos, obras atinentes al tema y bien conocidos de su cultura, o de encontrar no suficientemente desenvueltos los fundamentos de la filosofía y de la teología seráficas, o bien se maravillase de no haberme extendido en describir algunas figuras o narrar algunos acontecimientos, daría muestras de no entender el propósito de mi obra. He querido trazar a grandes líneas el desenvolvimiento de la espiritualidad franciscana y su perenne y universal actualidad, sin recoger los pormenores históricos, ni hacer hincapié en las investigaciones filosóficas y teológicas, por muy atrayentes e importantes que sean. Tarea semejante, dada la multiforme actividad del Franciscanismo y la riqueza de su bibliografía, traería una balumba de noticias que, sin favorecer al fin que me he prefijado, perjudicaría a la economía del libro. Por eso, no sólo no pretendo haberlo dicho todo, porque no lo sé todo, mas aun de lo que sé, voluntariamente he excluido o podado de mis páginas los pormenores embarazosos, dejando sólo cuanto me parecía esencial. Y me he detenido de propósito en esbozar algunas figuras a mi ver más representativas del Franciscanismo en un determinado momento histórico: San Buenaventura, San Bernardino de Sena, Sixto V, Lucas Wadingo, San Leonardo de Porto Maurizio, Bernardino de Portogruaro, Ludovico de Casoria. La elección podrá criticarse. Cada nación, y aun cada provincia, podrá presentar sus héroes. Mas téngase presente que yo no pretendo en modo alguno que todos los franciscanos cuya silueta he rasgueado en estas páginas sean los más egregios ni los únicos egregios; son, sí, los que yo prefiero; aquellos cuya vida me es más familiar y cuyas obras son para mí más apreciables. Al honrar a estos hombres y celebrar su memoria, es mi intención honrar a muchos otros, afines por talento y virtudes, semejantes en el hábito y en el espíritu, hermanos de ideal. He procurado sobre todo exponer el resultado de mis indagaciones con lenguaje llano; más aún, he tirado a convencer. Y, para convencer, no he sufragado, como fuera fácil, mis páginas con rico lujo de citas, lo que hubiera hecho enojoso el libro y espantado al ingenuo lector, que todavía los hay. Por otra parte, me ha parecido de mal gusto dar con notas eruditas la documentación de lo que he afirmado, o bien justificar con disquisiciones históricas o filosóficas o teológicas mis convicciones frente a las de otros estudiosos de cosas franciscanas, aunque dignas de consideración. A los eruditos y a los críticos que noten en mi libro muchas lagunas, voluntarias o involuntarias, responderé con las palabras de un célebre historiador napolitano: «Más que en las personas he reparado en las cosas y en las ideas... Razonando con muchos de los que habrían querido más hechos, a menudo me he dado cuenta de que en mi libro ya se hallaba lo que ellos echaban de menos; pero deseaban nombres, detalles, repeticiones, y esto no debía constar en él. ¿Por qué razón había yo de distraer la atención del lector entre un fárrago de minucias, desviándola de la observación del curso que tienen, no los hombres que brillan un momento, sino las ideas y las cosas?». No me forjo ilusiones: al capítulo histórico habrá siempre nombres y noticias que añadir y algo siempre que enmendar; mas yo no he pretendido escribir uno de los libros llamados definitivos, ni tampoco un libro que pueda contentar a todos. El mío no sólo no agota el vastísimo tema, sino que lo abre; además, da del Franciscanismo un panorama tal como yo lo veo. Cada lector podría añadir a las mías otras páginas, o sea, las del Franciscanismo observado y vivido por él; y si esto acaeciese, el libro, continuado por la conciencia del lector, respondería a su propósito de edificación, no de erudición, y sería realmente vivo. No deseo otra cosa. El Autor * * * NOTAS BIBLIOGRÁFICAS Esta nota bibliográfica no lleva propósitos científicos; al extenderla he seguido un criterio, si no semejante, paralelo al que me ha guiado en la contextura de mi trabajo. Así como de entre la muchedumbre compacta de hombres y de hechos que presenta la historia del Franciscanismo sólo he escogido los esenciales, o los más significativos a mi modo de ver, así también de la vastísima bibliografía franciscana me he limitado a dar solamente las citas de algunas obras, de las más útiles a mi trabajo, de las más nuevas por aportaciones documentales en torno a corrientes, períodos, episodios franciscanos. No hay, pues, que buscar en esta nota bibliográfica los textos y estudios más conocidos, presuposición indispensable de todo trabajo de este género, ni tampoco las obras de carácter divulgativo, entre las cuales no faltan libros de valor. Para esta ayuda cultural, el lector eventualmente desprovisto podrá recurrir a los excelentes ensayos bibliográficos de Little (Londres, 1920) y de Mons. Victorino Facchinetti, benemérito cultivador y propagador de estudios franciscanos (S. Francesco d'Assisi, Guida bibliografica, Roma, Garroni, 1928). De propósito he omitido las citas de algunas obras. Se dará cuenta de ello quien conozca las discusiones y las polémicas, no siempre serenas, de algunos escritores de cosas franciscanas. En una palabra, mi nota bibliográfica quiere ser un acto de reconocimiento al par que de justificación: reconocimiento por las informaciones e inspiraciones recibidas; justificación de ideas y de hechos expuestos en el libro. 1.-OBRAS DE INFORMACIÓN GENERAL Francesco Antonio Benoffi: Compendio di storia minoritica. Pesaro, 1879. P. Thaddée Ferré: Histoire de l'Ordre de S. François. Rennes, 1921. Achille Léon: S. François d'Assise et son oeuvre. Histoire de l'Ordre des Frères Mineurs de l'origine à nos jours. Paris, 1928. Francesco Bordoni: Historia tertii Ordinis S. Francisci. Parma, 1658. Prosper de Martigné: La Scolastique et les traditions franciscaines. Paris, 1888. P. Heribert Holzaffel: Manuale historiae Ordinis Fratrum Minorum. Friburgi Brisgoviae, 1909. Ubald D'Alençon: Leçons d'histoire franciscaine. Paris, 1918. Ugolino Lemay: Storia ed evoluzione della bibliografia minoritica nell'Ordine di S. Francesco fino ai giorni nostri, en «Studi Francescani», julio-septiembre 1934. Frédégand Callaey: The Third Order of S. Francis. A historical Essay. Pittsburg, 1926. Oscar Zawart: The History of Franciscan Preaching and of Franciscan Preachers. New York, 1927. Masseron: Les Franciscains. Paris, 1931. Golubovich Girolamo: Biblioteca biobibliografica della Terra Santa e dell'Oriente Francescano. Primera Serie y Nueva Serie. Quaracchi, 1904-30. Leonard Lemmens: Acta S. Congregationis de Propaganda Fide pro Terra Sancta. Tomos I y II. Quaracchi, 1922. Antonio Gassi: Contributo alla soluzione della questione dei Luoghi Santi. Gerusalemme, 1935. Leonard Lemmens: Geschichte der Franziskanermissionen. Muenster in Westfalia, 1929. Clemente da Terzorio: Le Missioni dei Minori Cappuccini: Europa - Turchia asiatica - Indie orientali. Roma, 1913-32. Pauwels: Les Franciscains et l'Immaculée Conception. Malines, 1904. Acta Ordinis Fratrum Minorum Immaculatam Conceptionem B. M. V. concernentia. Quaracchi, 1904. P. M. Domenico Sparacio: Frammenti biobibliografici di scrittori ed autori Minori Conventuali. Casa Ed. Franc., Assisi, 1931. Stanislaus Grunewald: Franziskanische Mystik. Muenchen, 1932. P. Pourrat: La spiritualité chrétienne. Paris, 1928. Félix Vernet: La spiritualité médiévale. Paris, 1929. Félix Vernet: Les Ordres mendiants. Paris, 1933. Louis Gillet: Histoire artistique des Ordres mendiants. Paris, 1913. Leone Bracaloni: L'arte francescana nella vita e nella storia di 700 anni. Todi, 1924. |
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