DIRECTORIO FRANCISCANO
SANTORAL FRANCISCANO

6 de agosto

Beata María Francisca de Jesús Rubatto (1844-1904)

Textos de L'Osservatore Romano

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María Francisca de Jesús, fiel seguidora de Francisco de Asís, fundadora de las Terciarias Capuchinas de Loano, desde 1972 Capuchinas de la Madre Rubatto, primera beata de Uruguay, se distinguió por su amor a la pobreza y por su servicio a los pobres, rasgos de espiritualidad franciscana que infundió a sus religiosas.

María Francisca de Jesús (en el siglo, Ana María Rubatto) nació en Carmagnola (Turín) el 14 de febrero de 1844. Cuando tenía cuatro años, quedó huérfana de padre. A los diecinueve años perdió a su madre, tras lo cual fue a vivir a Turín. Dotada de una gran inteligencia, aunque no tenía estudios alcanzó un grado notable de cultura, que armonizó constantemente con la vida práctica. Cultivó desde pequeña una profunda espiritualidad. En la capital piamontesa entró al servicio de la noble Mariana Scoffone, de la que fue dama de compañía y colaboradora en la administración de su ingente patrimonio desde 1864 hasta 1882. Durante esos años Ana María se dedicó a las obras de caridad, a la enseñanza del catecismo a los niños, y a la visita a los enfermos del Cottolengo y a los abandonados. En el verano de 1883 se trasladó a Loano. Un día, al salir de la iglesia, oyó lamentos y llanto: una piedra se había caído de la construcción y había herido en la cabeza a un jovencísimo peón. Ana María socorrió al joven, lavó y curó la herida y, después de darle el equivalente a dos días de trabajo, lo envió a casa para que se recuperara. La construcción debía albergar a una comunidad femenina, para la cual se estaba buscando una directora: el padre capuchino Angélico de Sestri Ponente, que apoyaba esta iniciativa, pensó que Ana María Rubatto podía ocupar el cargo de directora.

Vistió el hábito religioso junto con otras cinco jóvenes el 23 de enero de 1885. Cambió su nombre por el de sor María Francisca de Jesús. Se convirtió, por mandato del obispo diocesano, en superiora, pero sobre todo en madre y formadora. Fue éste el inicio del «instituto de las Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto» [luego, Terciarias o Hermanas Capuchinas de Loano]. Tres años después, el instituto comenzó a dilatarse: Génova-Voltri, Sanremo, Génova-Centro... En 1892 fundó en Montevideo. Siguió la fundación en Uruguay y Argentina. Siete veces atravesó la fundadora el océano para estar al lado de las hermanas en los dos continentes. Abrió dieciocho casas en los veinte años de su gobierno. Durante los ocho años que duró en total su estancia en América, fueron incontables los viajes de Uruguay a Argentina y de una casa a otra. Fundó también en Alto Alegre en 1899, pero 18 meses más tarde las religiosas fueron asesinadas con los misioneros capuchinos y muchos fieles.

Después de organizar las casas de Italia, viajó a América para lo que iba a ser una visita pastoral de pocas semanas, pero que en realidad se prolongó por más de un año. Allí, en Montevideo, la sorprendió la muerte el 6 de agosto de 1904. Juan Pablo la beatificó el 10 de octubre de 1993.

[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 8-X-93]

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De la homilía de Juan Pablo II en la misa de beatificación (10-X-1993)

La Iglesia te saluda, sor María Francisca de Jesús, fundadora de las religiosas Terciarias Capuchinas de Loano, que hiciste de tu existencia un servicio continuo a los últimos, testimoniando el amor especial que Dios siente hacia los pequeños y los humildes.

Siguiendo fielmente las huellas de Francisco, el enamorado de la pobreza evangélica, aprendiste a servir a los pobres y a hacerte pobre tú misma, y marcaste a tus hijas espirituales este camino particular de evangelización. Con el crecimiento del instituto, esta intuición inicial se convirtió en profundo impulso misionero que te llevó a ti y a tu Obra a América Latina, donde algunas de tus hijas espirituales sellaron con el sacrificio de su vida ese servicio a los pobres que constituye el carisma confiado a tu congregación, para el bien de la Iglesia. Hoy te saludamos como primera beata de Uruguay.

Prosigue tu profético testimonio de caridad también hoy en los numerosos campos de apostolado donde trabaja la congregación, contribuyendo a hacer que llegue a todo hombre, y en especial a los que sufren y a los que están abandonados, la invitación universal al banquete de las bodas celestiales (cf. Mt 22, 9).

[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 15-X-93]

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Del discurso de Juan Pablo II a los peregrinos que acudieron a la beatificación (11-X-1993)

La llamada de Dios a la consagración religiosa le llegó a Ana María Rubatto en los últimos años del siglo XIX, cuando tenía apenas treinta y nueve años, después de haber vivido una significativa experiencia de trabajo y solidaridad. Desde los humildes comienzos de la primera fundación en Loano, bajo la guía espiritual de los hermanos capuchinos, el servicio incansable a los pobres fue el compromiso constante de la nueva Congregación y el signo más elocuente de su gran amor a Cristo pobre y crucificado.

La vocación misionera, que caracterizó el último período de la vida de la beata María Francisca de Jesús, sigue siendo hoy una de las opciones principales de la Congregación, que se manifiesta en la actividad apostólica y asistencial que desempeña tanto en América Latina como en Etiopía.

[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 15-X-93]

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