![]() |
DIRECTORIO FRANCISCANOSANTORAL FRANCISCANO |
![]() |
DISPUESTOS A DONARSE HASTA EL FONDO Queridos hermanos y hermanas: Nos llegan casi cotidianamente noticias de cristianos asesinados, especialmente en el Medio Oriente, únicamente por motivo de su pertenencia a la religión cristiana. Son hechos que nos causan horror. Nos preguntamos ¿cómo es posible que esto suceda todavía en nuestros días? Se trata realmente de hechos inaceptables, pero olvidamos quizá demasiado fácilmente que cosas semejantes sucedieron por ejemplo en España hace menos de cien años y que entre las victimas de aquella persecución figuran también muchos hermanos capuchinos. 2. La Orden se une muy estrechamente a los hermanos de la Provincia capuchina de Cataluña en la celebración de la beatificación de 26 de sus hijos, asesinados en odio a la fe durante la guerra civil (1936-1939). El próximo 21 de noviembre en la catedral de Barcelona a las 11.30, la Iglesia proclamará beatos a fr. Frederic de Berga y 25 compañeros de martirio. ¡Alegrémonos y demos gracias al Señor! El contexto histórico 3. La Provincia de Cataluña tuvo el Capítulo provincial del 13 al 16 de julio de 1936. Ya durante aquel Capítulo se habló de la posibilidad de que estallase algún tipo de revuelta, con incendios de iglesias y asesinatos de sacerdotes, como había sucedido ya en otros lugares. Se buscó el modo de poner a salvo en casa de amigos los enseres más preciosos y los paramentos sagrados. Cada convento, además, tenía una lista de personas cercanas a los frailes, dispuestas a acogerlos. De manera que, al iniciarse la persecución, inmediatamente después del estallido de la Guerra Civil, los hermanos se dispersaron y fueron acogidos por los familiares y por los amigos. Los lugares donde los hermanos encontraron refugio, podían dar seguridad por algunos días o a lo más por alguna semana; eso se pensaba que pudiera durar la turbulencia, y no ciertamente por dos años y medio, que era cuanto iba a durar la clandestinidad y la persecución y la caza a quien fuera sacerdote o religioso. 4. No fueron las autoridades de la República quienes persiguieron a los religiosos. En aquellos primeros meses de guerra, la retaguardia republicana permaneció bajo el poder de los comités revolucionarios anárquicos, que se hicieron dueños de la calle sin que nadie se lo impidiese. Nuestros hermanos, en general, habían mantenido siempre una actitud dialogante con la República. Además, en Cataluña eran particularmente amados por su sintonía con "la Renaixença", el movimiento de redescubrimiento y revalorización de la identidad catalana de fines del s. XIX y principios del s. XX. Sin embargo, precisamente esto constituyó un agravante para algunos revolucionarios, los cuales consideraban la misma República y el amor a la propia tierra y cultura como características burgueses que debían ser erradicadas como la religión. 5. La persecución no fue simplemente obra de personas no controladas. Había instrucciones bien precisas para buscar y suprimir a los religiosos. Se hicieron pesquisas en muchas casas privadas. Algunos de estos mártires tuvieron que huir de una a otra casa, sin poder hallar un refugio seguro. En el caso de fr. Martín de Barcelona, historiador que había estudiado en Lovaina y era autor de estudios sobre san Francisco y Raimundo Lulio, los revolucionarios detuvieron a toda su familia y, bajo amenaza de muerte, obtuvieron que los familiares revelaran donde se encontraba. Otros, como fr. Vicenç de Besalú, tuvieron que dormir al raso durante muchos días. 6. He aquí el elenco de los hermanos capuchinos de los cuales se ha reconocido el martirio y serán beatificados: P. Frederic de Berga (Martí Tarrés Puigpelat) P. Modest de Mieres (Joan Bover Teixidó) P. Zacaries de Llorenç del Penedés (Sebastiá Sonet Romeu) P. Remigi del Papiol (Esteve Santacana Armengol) P. Anselm d'Olot (Laurentí Basil Matas) P. Benigne de Canet de Mar (Miquel Sagré Fornaguera) P. Josep de Calella de la Costa (Joan Vila Colomé) P. Martí de Barcelona (Jaume Boguñá Casanova) P. Rafael Maria de Mataró (Francesc de Paula Soteras Culla) P. Agustí de Montclar de Donzell (Josep Alsina Casas) P. Doroteu de Vilalba dels Arcs (Jordi Sampé Tarragó) P. Alexandre de Barcelona (Jaume Nájera Gherna) P. Tarsici de Miralcamp (Josep Vilalta Saumell) P. Vincenç de Besalú (Julià Gebrat Marcé) P. Timoteu de Palafrugell (Jesús Miquel Girbau) Fr. Miquel de Bianya (Pelai Ayats Vergés) Fr. Jordi de Santa Pau (Manuel Collellmir Senties) Fr. Bonaventura de Arroyo Cerezo (Tomás Díaz Díaz) Fr. Marçal del Penedès (Carles Canyes Santacana) Fr. Eudald d'Igualada (Lluís Estruch Vives). El más joven, tenía sólo dieciocho años Fr. Paciá Maria de Barcelona (Francesc Maria Colomer Presas) Fr. Ángel de Ferreries (Josep Coll Martí) Fr. Cebrià de Terrassa (Ramon Gros Ballvé) Fr. Eloi de Bianya (Joan Ayats Plantalech) Fr. Prudenci de Pomar de Cinca (Gregori Charlez Ribera) Fr. Félix de Tortosa (Joan Bonavida Dellà). Conozcamos más de cerca a algunos de estos hermanos. 7. Fr. Frederic de Berga, que es el primero en la lista, había sido guardián, misionero en América Central y Provincial por un trienio. El Obispo de Vic había dicho de él que era el predicador más apostólico que había en su diócesis. Al principio de la revolución era guardián en el convento de Arenys. Después de esconderse algunos días por los montes, llegó a Barcelona y participó activamente en la red clandestina de la Iglesia que se estaba formando. Poco antes de la muerte, en febrero de 1937, calculaba haber distribuido, siempre con peligro de la vida, cerca de 1200 comuniones. Celebraba la Eucaristía en casas privadas, donde se reunían pequeños grupos de fieles, haciendo uso del permiso dado por la Santa Sede de celebrar sin ornamentos ni vasos sagrados. Fue descubierto durante una pesquisa en la casa donde había sido acogido. 8. Fr. Eloy de Bianya es quizá la figura más amada de todo el grupo de los mártires. Era hermano portero del convento de Sarriá. El padre de un fraile actual, que lo conoció, había dicho de él que era "el hombre que me ha hablado menos y me ha comunicado más". Estuvo acogido en la casa del señor Maurici Serrahima, vecino al convento, el cual en sus memorias ha dejado esta bellísima descripción: "Mucho se ha hablado de fr. Eloy, y con razón. (…) Tenía en el rostro una sonrisa buena y al mismo tiempo dulcemente irónica. (…) Era una figura de hombre agradable de ver y de tener cercano. Las simpatías que había despertado en la portería del convento eran inmensas, y todos lo conocían. Sonreía y sabía gastar una broma cuando era oportuna. Pero en él debía haber una vida interior muy intensa, de la cual tenía que provenir el equilibrio en todo. No molestaba y no hacía ruido. No hablaba si no le hablaban. Y cuando hablaba, lo hacía con una suavidad que deseaba ser solo discreta y muchas veces resultaba impresionante. No una palabra de lamento ni de protesta. Durante su permanencia en nuestra casa, nunca habló de venganza, incluso tampoco de hacer justicia. 'Estos hombres (decía, refiriéndose a aquellos que se habían lanzado a la locura de los incendios y de los asesinatos) son buena gente. Han sufrido mucho, han pasado por estrecheces y humillaciones. Estoy seguro de que han sido fieles a su mujer, han luchado por su familia. Lo que están haciendo ahora es la primera maldad que cometen. Y lo hacen porque están convencidos de que así mejorarán el destino de los pobres. Los encontraremos en el cielo…'. No aseguro que haya dicho literalmente estas palabras. Pero que era esto lo que significaban cuando me hablaba". Fr. Eloy fue arrestado en la estación del tren junto a otros tres frailes cuando pretendía dirigirse a su país natal. 9. Entre los jóvenes estudiantes asesinados se puede destacar a fr. Marçal de Villafranca, el más joven de cuatro hermanos frailes. Tenía 19 años. Después de dos pesquisas de los revolucionarios que estaban buscando a sus hermanos mayores, la familia decidió trasladarse a otro barrio, pero una vecina los siguió y los denunció al comité de zona y lo arrestaron. Saludando a su madre, dijo: "Mama, no sufrir por lo que me pueda pasar. Mi conciencia está en paz con Dios". 10. Fr. Modest de Mieres y fr. Ángel de Ferrieres eran un anciano teólogo y un joven hermano laico que se refugiaron en la casa de otro hermano, cercana al convento de Sarriá. La casa fue sometida a varias pesquisas, durante las cuales ellos se hicieron pasar como parientes de la familia. Fr. Ángel habría podido escapar, pero no quiso abandonar a fr. Modest y a otro hermano, enfermo en cama. Fr. Modest compuso una oración que recitaban juntos todos los días: "En este momento y ciertamente en la hora de la muerte, si no me encontrara en circunstancias convenientes, con la ayuda de la divina gracia que humildemente confío que me concederéis, acepto, oh Dios mío, voluntariamente, con todo el placer, humildemente y de todo corazón, aquella muerte que queráis enviarme. Cualquiera que ella sea, uno mi muerte a la muerte santísima de nuestro Señor Jesucristo, que en este momento se está renovando en el santo sacrificio de la Misa, y así unida os la ofrezco, oh Dios mío, suplicándoos humildemente que os dignéis aceptarla benignamente, no obstante mi bajeza y miseria, en unión con la muerte de nuestro Señor Jesucristo, para la remisión de todas mis culpas y pecados, y de las culpas y pecados de todos los hombres". Finalmente, denunciados por algunos vecinos, fueron arrestados y asesinados en las cercanías del convento. 11. Algunos de los nuevos mártires fueron misioneros: fr. Anselm d'Olot y fr. Benigne de Canet habían estado en el Caquetá (Colombia); fr. Zacaries de Llorenç terminó sus estudios en Pasto (Colombia) y fue ordenado sacerdote en Bogotá; fr. Remigi de Papiol estuvo en Manila (Filipinas), en el vicariato de Bluefields (Nicaragua) y en Costa Rica; y fr. Frederic de Berga estuvo en Costa Rica. 12. De los 26 que son beatificados en esta ocasión, 17 murieron entre julio y agosto. Luego la persecución comenzó a perder intensidad. El último en morir fue fr. Frederic de Berga el 16 de febrero de 1937. En mayo de 1937 el gobierno de la República tomó el control de la situación de Barcelona y prácticamente cesaron los asesinatos. No obstante, la Iglesia continuó viviendo en la clandestinidad hasta el fin de la guerra en 1939. El papel de familiares y amigos 13. Juntamente con el heroísmo de los mártires, hay que resaltar el de las familias que acogieron en sus casas, con peligro de la propia vida, a ellos y a otros que sobrevivieron a la persecución. Hubo casos de personas asesinadas por haber acogido en sus casas a un sacerdote o a un religioso, sin embargo no sucedió esto entre aquellos que acogieron a nuestros hermanos. En algunos casos ciertamente fueron arrestados algunas horas o días miembros de las familias que los habían acogido, pero al fin fueron siempre liberados. En un primer momento, estas familias fueron de personas muy cercanas a los conventos. Pero en seguida se debió recurrir a otros amigos o amigos de amigos, los cuales también generosamente se prestaron a dar acogida, por amor a los hermanos y a la Iglesia, conscientes también del riesgo que ello comportaba. A veces en las familias se enseñó a los niños de la casa a llamar al fraile "abuelo" o "tío" cada vez que entraba algún desconocido. Se dio un caso en que un dirigente anárquico tomó bajo su protección a un fraile que había sido arrestado por el simple hecho de estar rezando discretamente el rosario en un lugar público. Dispuestos a donarse hasta el fondo 14. Estos nuestros hermanos eran conscientes de lo que podía sucederles. Buscaron protección aquí y allá, recordando cuanto afirma Jesús en el Evangelio de Mateo (10,23): "Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra", pero cuando el momento de la prueba se presentó de modo serio, ellos no se tiraron atrás y dieron el testimonio supremo. Me pregunto si nosotros hoy como hermanos capuchinos tenemos la misma convicción y disponibilidad para dar, si fuera necesario, nuestra vida por Cristo, caso de que tuviera que presentarse lo que Hans Urs von Balthasar llamaba: "El caso serio" (Cordula oder der Ernstfall, Johannes 19874). 15. Me parece justo proponeros esta pregunta, porque todos corremos el peligro denunciado por San Francisco en la VI Admonición: "Reparemos todos los hermanos en el buen Pastor, que por salvar a sus ovejas soportó la pasión de la cruz. Las ovejas del Señor le siguieron en la tribulación y la persecución, en el sonrojo y el hambre, en la debilidad y la tentación, y en todo lo demás; y por ello recibieron del Señor la vida sempiterna. Por eso es grandemente vergonzoso para nosotros los siervos de Dios que los santos hicieron las obras, y nosotros, con narrarlas, queremos recibir gloria y honor". 16. Alegrémonos por el don de esto 26 nuevos mártires que la Iglesia proclama, y con la intercesión de la Virgen Inmaculada, Patrona de la Orden, pidamos para nosotros, hermanos capuchinos, un renovado empeño para seguir a Cristo con alegría anunciando la misericordia y la paz de Dios. ¡Fraternamente! Fr. Mauro Jöhri, Ministro general OFMCap Roma, 4 de octubre de 2015, Solemnidad de San Francisco de Asís [Tomado del sitio oficial de los Capuchinos: http://www.ofmcap.org/es/] * * * A P É N D I C E El 21 de noviembre de 2015 fueron beatificados en Barcelona 26 capuchinos, todos ellos pertenecientes a la Provincia capuchina de Cataluña, que fueron martirizados en la persecución religiosa desatada en España en julio de 1936. Entre el 20 y el 24 de julio de 1936 los nueve conventos de la Provincia de Cataluña fueron desalojados, saqueados e incendiados. Los religiosos tuvieron que buscar refugio fuera de sus casas, y todos los mártires permanecieron firmes en la fe. Cuando fueron arrestados, declararon con valentía y sencillez su identidad y su estado religioso, dispuestos a ofrecer la vida con tal de no renunciar a Cristo y a cumplir la voluntad de Dios. De los 26 beatificados en esta ocasión, 17 fueron asesinados entre julio y agosto de 1936; luego la persecución comenzó a perder intensidad, y el último en morir fue Fr. Federico de Berga en la noche del 16 al 17 de febrero de 1937. Después y hasta el final de la guerra en 1939, los religiosos tuvieron que vivir aún escondidos y haciendo en la clandestinidad el apostolado posible aunque siempre arriesgado. De estos 26 capuchinos, 15 eran sacerdotes, 6 clérigos estudiantes y 5 hermanos laicos. En el Ángelus del día 22 de noviembre de 2015, el papa Francisco dijo: «Ayer, en Barcelona, fueron proclamados beatos Federico de Berga y veinticinco compañeros mártires, asesinados en España durante la feroz persecución contra la Iglesia en el siglo pasado. Se trata de sacerdotes, de jóvenes profesos en espera de la ordenación y de hermanos laicos pertenecientes a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos. Encomendemos a su intercesión a los numerosos hermanos y hermanas nuestros que desgraciadamente también hoy, en diferentes partes del mundo, son perseguidos a causa de la fe en Cristo». A continuación ofrecemos una breve reseña de cada uno de estos mártires. [Cf. http://hermosas-palabras.blogspot.com.es/2015_09_01_archive.html] FEDERICO DE BERGA (en el siglo, Martín Tarrés Puigpelat). Nació en Berga (Barcelona) el 8 de octubre de 1877. De joven vistió el hábito capuchino en el noviciado de Arenys de Mar. Terminados los estudios filosóficos y teológicos recibió el presbiterado el 24 de junio de 1901. Ejerció diversos cargos en la provincia: guardián, misionero y visitador en América Central, definidor, y ministro provincial por un trienio. Su dedicación permanente fue la predicación y el Obispo de Vic decía de él que era el predicador más apostólico que había en su diócesis. Al principio de la revolución desatada en España era guardián del convento de Arenys de Mar. Después de esconderse algunos días por los montes, llegó a Barcelona y participó activamente en la red clandestina de la Iglesia que se estaba formando. A pesar de la situación de persecución, siguió ejerciendo el ministerio sacerdotal en la clandestinidad; celebraba la eucaristía en casas particulares, donde se reunían pequeños grupos de fieles, haciendo uso del permiso dado por la Santa Sede de celebrar sin ornamentos ni vasos sagrados; además, sentía el deber de llevar la eucaristía a los cristianos que vivían su fe como en catacumbas barcelonesas, y poco antes de su muerte, en febrero de 1937, calculaba haber repartido unas 1.200 comuniones, a escondidas, de casa en casa. Durante una de las pesquisas que solían hacer los milicianos, fue detenido en Barcelona, en el domicilio que le había dado refugio, el 16 de febrero de 1937. Preguntado sobre su identidad confesó sin ambages que era sacerdote. Fue asesinado en Barcelona el 17 de febrero de 1937. MODESTO DE MIERES (en el siglo, Juan Bover Teixidó). Nació en Mieres, pueblo de la provincia de Gerona, el 8 de junio de 1876. Cursó casi toda la carrera eclesiástica en el seminario diocesano de Gerona, pero poco antes de terminarla la dejó. Más tarde ingresó en los Capuchinos, cuyo hábito vistió el 20 de junio de 1899. Recibió la ordenación sacerdotal el 20 de julio de 1902, después de haber hecho dos cursos de moral. Durante el resto de su vida se dedicó a enseñar teología. Escribió gran número de artículos, fruto de su investigación, en la revista de los capuchinos Estudios Franciscanos y en otras publicaciones de prestigio. En su provincia ejerció los cargos de definidor provincial y segundo custodio provincial. Era un religioso de profunda oración, amable, bondadoso y comprensivo con los estudiantes. Cuando estalló la persecución religiosa en España, en julio de 1936, estaba en el convento de Sarriá-Barcelona. Se refugió junto con un joven hermano laico, Fr. Ángel de Ferreries, en la casa de otro hermano, cercana al convento. La casa fue sometida a varias pesquisas, durante las cuales ellos se hicieron pasar como parientes de la familia. Fr. Ángel habría podido escapar, pero no quiso abandonar al P. Modesto y a otro hermano, enfermo en cama. El P. Modesto compuso una oración que recitaban juntos todos los días: "En este momento y ciertamente en la hora de la muerte, si no me encontrara en circunstancias convenientes, con la ayuda de la divina gracia que humildemente confío que me concederéis, acepto, oh Dios mío, voluntariamente, con todo el placer, humildemente y de todo corazón, aquella muerte que queráis enviarme. Cualquiera que ella sea, uno mi muerte a la muerte santísima de nuestro Señor Jesucristo, que en este momento se está renovando en el santo sacrificio de la Misa, y así unida os la ofrezco, oh Dios mío, suplicándoos humildemente que os dignéis aceptarla benignamente, no obstante mi bajeza y miseria, en unión con la muerte de nuestro Señor Jesucristo, para la remisión de todas mis culpas y pecados, y de las culpas y pecados de todos los hombres". Finalmente, denunciados por algunos vecinos, fueron arrestados y asesinados en las cercanías del convento, más concretamente en "els garrofers" de Pedralbes, el 28 de julio de 1936. ÁNGEL DE FERRERIES (en el siglo, José Coll Martí). Nació en Ferreries (isla de Menorca) el 11 de febrero de 1905. Sus padres llevaban en régimen de aparcería el predio de Alfurinet y educaron piadosamente a sus hijos. José sólo pudo asistir a la escuela unos dos años, pero siempre fue muy aficionado a la lectura. Era un muchacho reflexivo y bondadoso y estuvo afiliado a la asociación piadosa de los «Tarsicios», aspirantes a la Adoración Nocturna. Durante la cuaresma de 1923 predicó en Ferreries el capuchino P. Timoteo de Palafrugell, también mártir y beatificado con Fr. Ángel. Fue el instrumento de que Dios se valió para llamarlo a la vida franciscana. Vistió el hábito capuchino en el noviciado de Manresa el 8 de noviembre de 1923, y profesó como hermano laico el 9 de noviembre de 1924; tres años después hizo la profesión solemne. Fue un religioso ejemplar, entregado a la oración y al trabajo. Con discreción y prudencia, ejerció los oficios de sacristán y limosnero, encargándose de atender a los pobres con lo recogido. Estaba dotado de gran habilidad para los trabajos manuales. A partir de 1934 residió en Sarriá-Barcelona, donde le sorprendió la guerra civil española. Los frailes tuvieron que dispersarse y Fr. Ángel, junto con el P. Modesto de Mieres, se refugió en la casa de otro hermano, cercana al convento. La casa fue sometida a varias pesquisas, durante las cuales ellos se hicieron pasar como parientes de la familia. Fr. Ángel habría podido escapar, pero no quiso abandonar al P. Modesto y a otro hermano, enfermo en cama. Finalmente, denunciados por algunos vecinos, fueron arrestados y asesinados Fr. Ángel y el P. Modesto en las cercanías del convento el 28 de julio de 1936. Se sacó una fotografía del cadáver de fray Ángel, cuyo rostro aparece con una singular expresión de paz y serenidad, junto con las manchas de su sangre martirial. ZACARÍAS DE LLORENÇ DEL PENEDÉS (en el siglo, Sebastián Sonet Romeu). Nació en Llorenç del Penedés (Tarragona) el 4 de junio de 1884. En 1899 vistió el hábito capuchino en el noviciado de Arenys de Mar y al año siguiente hizo la profesión simple. Cursó los estudios filosóficos en Olot y después lo destinaron al Comisariato de Pasto (Colombia), donde terminó la carrera; fue ordenado sacerdote en Bogotá el 31 de marzo de 1907. No tardó en regresar a la provincia, en la que fue durante algunos años profesor de patrología y de historia de la Iglesia. El ministerio sacerdotal fue su ocupación predominante en los diversos conventos a que lo destinaron. Era un predicador popular incansable que buscaba sólo el provecho de los fieles; exponía las verdades con tal claridad que podían entenderlas todos. Dejó varios escritos de carácter piadoso e histórico. Cuando estalló la persecución religiosa en julio de 1936, estaba de familia en el convento barcelonés de l'Ajuda. Se ocultó trabajando en la cocina del Hotel Continental bajo la protección de un sindicalista de la CNT. Finalmente, detenido por las Patrullas de Control y acusado de ser religioso y haber rezado en la Plaza de Cataluña, fue asesinado el 25 de agosto de 1936, pasada la media noche, junto a la tapia del Hospital Francés. REMIGIO DEL PAPIOL (en el siglo, Esteban Santacana Armengol). Nació en El Papiol, provincia de Barcelona, el 20 de septiembre de 1885. Estudió las humanidades en el seminario de Barcelona, pero después, atraído por el ejemplo de los capuchinos y su espíritu misionero, vistió su hábito el 1 de octubre de 1901. Hizo la profesión simple al año siguiente y la solemne el 4 de octubre de 1905, solemnidad de san Francisco. Hechos los estudios eclesiásticos, fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1909. Enseguida lo enviaron a la misión de Manila (Filipinas), de donde pasó al vicariato de Bluefields (Nicaragua) y a Costa Rica. En 1921 regresó a España por poco tiempo, pues pronto se incorporó de nuevo a sus tareas de misionero. Durante ese tiempo de permanencia en Cataluña, fue elegido maestro de novicios y se dedicó a la predicación. Regresó definitivamente a su provincia el 15 de octubre de 1927, y en el capítulo provincial de 1936 lo destinaron al convento de Sarriá-Barcelona, donde se encontraba cuando estalló la persecución religiosa de 1936. Era un religioso de profunda fe y sincera piedad, muy devoto de santa Teresa del Niño Jesús. Fue detenido por los anarquistas, pasó por una checa, y lo asesinaron el 22 de enero de 1937. ANSELMO DE OLOT (en el siglo, Laurentino Basil Matas). Nació en Olot (Gerona) el 28 de diciembre de 1878. De joven estudió la carrera de derecho, y después, el 18 de octubre de 1903, vistió el hábito capuchino. El año siguiente, al acabar el noviciado, hizo la profesión simple; la solemne la hizo el 20 de octubre de 1907. Cursados los estudios eclesiásticos, fue ordenado sacerdote el 13 de junio de 1908. Dos años después marchó a la misión de Caquetá (Colombia), donde se ganó la estima de los nativos por su celo misionero. Era un hombre muy piadoso, de una fe viva y una gran devoción a la eucaristía. Tras ocho años de evangelización en aquellas tierras, por problemas en la vista tuvo que volver en 1918 a su provincia. Estuvo destinado en varios conventos y la persecución religiosa le sorprendió en el de Tarragona. Dadas las circunstancias, marchó a Barcelona y se refugió en casa de un sobrino suyo que era médico. Allí pasó unos días hasta que, denunciado por una sirvienta, fue detenido y llevado al martirio el 16 de agosto de 1936 en Barcelona. Su cadáver, horriblemente desfigurado, fue reconocido en el Hospital Clínico por su sobrino. BENIGNO DE CANET DE MAR (en el siglo, Miguel Sagré Fornaguera). Nació en Canet de Mar (Barcelona) el 15 de mayo de 1890. Desde su adolescencia trabajó en una fábrica hasta que, el 7 de agosto de 1907, vistió el hábito capuchino en la casa noviciado de Arenys de Mar, población próxima a la suya, superando la oposición de sus padres que, no obstante, asistieron a su profesión simple el 15 de agosto de 1908. Terminados los estudios de filosofía y teología, recibió la ordenación sacerdotal el 17 de junio de 1916. Al año siguiente marchó a la misión de Caquetá (Colombia), en la que fue secretario de la prefectura, superior regular, pro-prefecto apostólico y vicario delegado general. En 1934, por motivos de salud, regresó a su provincia; fue elegido definidor y director espiritual de la casa de estudios de filosofía y teología. Cuando se inició la guerra civil española, era guardián del convento de Sarriá-Barcelona. El domingo 19 de julio de 1936 los jóvenes estudiantes fueron enviados a dormir a casas amigas. El lunes 20 el P. Benigno, guardián del convento, dispuso que el resto de la comunidad se refugiara también en el domicilio particular asignado de manera provisional a cada uno. Estando en una pensión, mientras preparaba su salida al extranjero, algunos huéspedes dedujeron que era sacerdote; lo denunciaron, fue detenido, y lo asesinaron el 19 de agosto de 1936 en Horta-Barcelona. JOSÉ DE CALELLA DE LA COSTA (en el siglo, Juan Vilá Colomé). Nació el 19 de noviembre de 1880 en Calella de la Costa (Barcelona). Vistió el hábito capuchino en el noviciado de Arenys de Mar el 7 de octubre de 1898, a la edad de 18 años. Un año después, cumplido el tiempo de probación, hizo la profesión de votos simples o temporales. Cursados los estudios de la carrera eclesiástica, recibió la ordenación sacerdotal el 19 de marzo de 1904. En su vida religiosa estuvo destinado en varios conventos, en los que ejerció el sagrado ministerio y las tareas que le encomendaba la obediencia. La persecución religiosa de julio de 1936 le sorprendió en el convento de Ntra. Sra. de Pompeya de Barcelona. A causa de una denuncia, fue detenido en el domicilio que le había acogido; uno de los milicianos le preguntó si era fraile, a lo que él respondió: «Soy el padre José de Calella». Fue fusilado aquel día 9 de septiembre de 1936 en Barcelona. MARTÍN DE BARCELONA (en el siglo, Jaime Boguñá Casanova). Nació en Barcelona el 4 de octubre de 1895. Primero ingresó en el seminario diocesano de Barcelona, donde cursó estudios de humanidades, pero luego se pasó a los capuchinos, cuyo hábito vistió en la casa noviciado de Arenys de Mar el 15 de octubre de 1910. Al año siguiente hizo la profesión simple y el 18 de abril de 1915 la solemne. Estudió la carrera eclesiástica en los centros académicos de su provincia y fue ordenado sacerdote el 5 de mayo de 1918. Después lo enviaron a la Universidad de Lovaina a estudiar historia de la Iglesia. Acabada brillantemente la carrera, volvió a su provincia y se dedicó a la investigación histórica, llegando a ser una personalidad en el campo de la historia medieval, autor de estudios sobre san Francisco y Raimundo Lulio, muy apreciados por los estudiosos. Cuando estalló la persecución religiosa en julio de 1936, estaba de familia en el convento de Nuestra Señora de l'Ajuda de Barcelona; buscó refugio en casa de unos parientes. Creyó que vestido de seglar no sería reconocido, y siguió frecuentando archivos y bibliotecas, pero los revolucionarios iban en su busca. Detuvieron a toda su familia y, bajo amenaza de muerte, lograron que los familiares revelaran su paradero. El 19 de diciembre de 1936, los milicianos lo detuvieron junto al padre Doroteo de Vilalba, y los asesinaron en el cementerio de Montcada-Reixach (Barcelona). DOROTEO DE VILALBA DELS ARCS (en el siglo, Jorge Sampé Tarragó). Nació en Vilalba dels Arcs (Tarragona) el 14 de enero de 1908. A los trece años entró en el seminario menor capuchino y estudió humanidades. Vistió el hábito de la Orden capuchina y empezó el noviciado el 13 de julio de 1924. Terminados los cursos de filosofía en la casa de estudios de la provincia, marchó a Roma donde se doctoró en teología dogmática. Allí hizo la profesión solemne el 27 de enero de 1929 y fue ordenado sacerdote el 26 de marzo de 1932. Cuando volvió a su provincia, lo destinaron al convento de Sarriá-Barcelona y le confiaron cargos relacionados con los propios estudiantes capuchinos: profesor de teología, vicedirector de estudiantes, director de los filósofos. Era un hombre piadoso, cuidadoso en el hablar del prójimo, preocupado por la suerte de los pobres. En 20 de julio de 1936, tras estallar la persecución religiosa, tuvo que buscar refugio fuera del convento. El 19 de diciembre de 1936, los milicianos lo detuvieron junto al P. Martín de Barcelona durante un registro en el domicilio que los había acogido, y aquel mismo día, por la noche, los asesinaron en la tapia del cementerio de Montcada-Reixach. RAFAEL MARÍA DE MATARÓ (en el siglo, Francisco de Paula Soteras Culla). Nació en Mataró (Barcelona) el 12 de abril de 1902. Siendo niño conoció a un capuchino, el padre Pío de Igualada, y quiso ser también él sacerdote capuchino. Ingresó en el seminario menor a los 10 años para estudiar el bachillerato e ir afianzando su vocación; y de allí pasó al noviciado de Manresa, donde vistió el hábito de los capuchinos el 5 de agosto de 1917; al año siguiente, cumplido el tiempo de probación, emitió los votos temporales. Terminados los estudios de filosofía y teología, fue ordenado sacerdote el 1 de febrero de 1925. Trabajó sobre todo en la formación de los jóvenes aspirantes al sacerdocio: fue profesor de filosofía y director del centro de estudios filosóficos de su provincia. En el capítulo provincial de 1933 lo nombraron secretario provincial y archivero. Como religioso, destacó por su gran pureza de espíritu y rectitud de intención, acompañadas de un profundo sentido sobrenatural. Hombre obediente, siempre estuvo a disposición de lo que mandaran los superiores. El 20 de julio de 1936, tras estallar la guerra civil española, dejó su convento de Sarriá-Barcelona y se refugió en casa de unos amigos. Estaban tramitando su salida hacia Italia para el 2 de Agosto de 1936, pero el día anterior, al ir a la comisaría a poner las huellas en el pasaporte, en la estación del tren de Sarriá fue identificado como religioso. Detenido, sufrió martirio el 1 de agosto de 1936 en Vallvidrera-Barcelona. AGUSTÍN DE MONTCLAR DE DONZELL (en el siglo, José Alsina Casas). Nació en Montclar de Donzell (Lérida) el 8 de diciembre de 1907. Era el séptimo de los 10 hijos de una familia de pequeños propietarios rurales. A los 11 años empezó a estudiar humanidades en el seminario diocesano de Lérida, pero antes de empezar la filosofía pasó al seminario capuchino de Igualada, donde ya estaba estudiando uno de sus hermanos pequeños. Empezó el noviciado en Manresa el 13 de julio de 1924; al año siguiente emitió la profesión temporal y el 9 de diciembre de 1928 la solemne. Cursados los estudios de filosofía y teología, recibió la ordenación presbiteral el 20 de febrero de 1932 de manos del también mártir Dr. Manuel Irurita Almándoz, obispo de Barcelona. Fue secretario y colaborador del P. Miguel de Esplugues, y participaba en el movimiento catalán de renovación cultural. Tenía dotes y sensibilidad literaria y poética, a la vez que era un religioso marcadamente piadoso. Fue profesor de los estudiantes de filosofía en el convento de Sarriá, y el capítulo provincial de 1936 lo nombró secretario provincial, cargo que apenas pudo ejercer. A causa de la persecución religiosa tuvo que dejar el convento de Sarriá el 20 de julio de 1936 y buscar refugio en domicilios particulares. Logró no ser identificado, pasando por uno de los familiares (tío Agustín lo llamaban) en los muchos registros e interrogatorios a que sometieron la casa que le hospedaba. En el último, los milicianos amenazaron con llevarse a los hombres de la familia si no aparecía el fraile. Entonces él se adelantó y declaró: "El fraile soy yo. Dejad estar a los otros", y se lo llevaron. Antes de que lo fusilaran en las cercanías del convento, más concretamente en "els garrofers" de Pedralbes, pidió a sus verdugos que le concedieran un momento para prepararse, y se lo concedieron. Pero como la oración se alargaba, uno de los milicianos perdió la paciencia y disparó su arma contra el fraile, que cayó desplomado. Era el 12 de agosto de 1936. ALEJANDRO DE BARCELONA (en el siglo, Jaime Nájera Gherna). Nació en Barcelona el 25 de julio de 1910. Aún niño ingresó en el seminario menor de los capuchinos. El 1 de agosto de 1925 vistió su hábito en la casa noviciado de Manresa. Hizo la profesión simple al año siguiente y la solemne el 27 de julio de 1931. Cursados los estudios de filosofía y teología, fue ordenado sacerdote el 11 de marzo de 1933. Poco tiempo le quedó para ejercer su ministerio. Era un buen predicador, muy solicitado por todas partes; además, se dedicó mucho a la catequesis de los niños, y demostró una especial sensibilidad hacia los más pobres. Cuando estalló la persecución religiosa en julio de 1936, tuvo que dejar el convento de Olot; se refugió en diversos domicilios y por último en una pensión. El 23 de noviembre de 1936, probablemente a consecuencia de una denuncia de la criada de la pensión, se presentaron allí unos milicianos a hacer un registro y detuvieron al P. Alejandro junto con otro sacerdote sin que opusieran resistencia. Aquel mismo día lo llevaron a una checa y de allí al cementerio de Montcada-Reixach (Barcelona), donde lo fusilaron; tenía 26 años. TARSICIO DE MIRALCAMP (en el siglo, José Vilalta Saumell). Nació en Miralcamp (Lérida) el 11 de junio de 1912. A los 11 años ingresó en el seminario menor diocesano de Solsona, pero al año siguiente se pasó al seminario menor de los capuchinos; el 4 de agosto de 1927 empezó el noviciado en Manresa, al término del cual hizo la profesión simple o temporal. Cursados los años de filosofía, cuando iba a empezar el estudio de la teología, tuvo que hacer el servicio militar, y pudo emitir la profesión solemne el 14 de marzo de 1935. Poco después, el 20 de abril de 1935, fue ordenado sacerdote. Seguidamente lo destinaron a su seminario menor de Igualada como profesor, y se dedicó sobre todo a la enseñanza y al estudio de la música, aunque por poco tiempo, pues tenía cercano el desenlace de su vida. En efecto, cuando estalló la persecución religiosa en julio de 1936, se encontraba de paso en su residencia de Borges Blanques, sustituyendo a otro religioso; se refugió en una casa amiga unos días, pero al ser movilizada su quinta y ver las seguridades que el gobierno daba a los soldados del reemplazo, determinó presentarse, lo que hizo acompañado del mismo alcalde. Quedó colocado en las oficinas, hasta que fue reconocido como religioso y encarcelado el 5 de agosto. La noche del 19 al 20 de agosto de 1936 los milicianos sacaron de la cárcel a 72 presos, entre ellos el P. Tarsicio, y los asesinaron en el cementerio de Lérida. Tenía 24 años. VINCENTE DE BESALÚ (en el siglo, Julián Gibrat Marcé). Nació en Besalú (Gerona) el año 1880. Vistió el hábito capuchino en el noviciado de Arenys de Mar, y terminado el año de probación, hizo la profesión simple o temporal. Estudió la filosofía y la teología con notable éxito y fue ordenado sacerdote en Sarriá el 28 de marzo de 1903. Era un religioso devoto, entregado a una vida eucarística y mariana. La persecución religiosa de julio de 1936, le sorprendió en Olot, y, como los demás religiosos, buscó refugio fuera del convento. Es difícil describir las peripecias que pasó. Se ocultó un tiempo en un bosque de hayas en la comarca de La Garrocha. Llegó a colocarse de mozo, guardando bueyes. Para pasar desapercibido, se vistió de pordiosero y pasó su última semana durmiendo al raso y mendigando por los pueblos, comiendo pan seco mojado en una fuente. Mientras pedía limosna fue detenido por los milicianos pensando que era un mendigo y lo llevaron al Comité; de momento no le identificaron como religioso sino como pordiosero. Fue él mismo el que confesó que era sacerdote, y enseguida se pusieron a maltratarle y a insultarle. Después de un breve interrogatorio lo llevaron al lugar del martirio, en la comarca de La Garrocha (Gerona). Era el 23 de agosto de 1936. TIMOTEO DE PALAFRUGELL (en el siglo, Jesús Miquel Girbau). Nació en Palafrugell (Gerona) el 24 de marzo de 1897. Inició el noviciado en Arenys de Mar el 12 de septiembre de 1912, al año siguiente emitió la profesión temporal, y la solemne en septiembre de 1916. Fue ordenado sacerdote en Vic el 20 de diciembre de 1919. La guerra civil española de 1936 le sorprendió en el convento de Sarriá-Barcelona, aunque el capítulo provincial le había destinado a otro convento. Pudo salir de Barcelona y trasladarse a Olot donde se estableció; a primeros de septiembre en un registro hallaron al buen religioso y lo encerraron en la cárcel, de la que salió para el martirio, junto con otros once presos, que fueron sacrificados en las afueras de Olot el 31 de octubre de 1936. Antes, el P. Timoteo suplicó a los asesinos que perdonaran la vida a los padres de familia, ofreciéndose a sí mismo por todos, pero no fue escuchado. MIGUEL DE BIANYA (en el siglo, Pelayo Ayats Vergés). Nació en San Salvador de Bianya (Gerona) el 23 de agosto de 1915. De niño entró en el seminario menor capuchino. Vistió el hábito en el noviciado de Manresa el 24 de agosto de 1930. Hizo la profesión simple o temporal al cabo de un año y un día. Cursó la filosofía en Olot, y de allí pasó a Sarriá-Barcelona a cursar la teología, y en este convento le sorprendió la guerra civil española. Tenía plena conciencia de su vocación religiosa y esperaba con ilusión llegar al sacerdocio. Al estallar la persecución religiosa en julio de 1936 y tener que dejar el convento, intentó, junto con su tío fray Eloy de Bianya y fray Jorge de Santa Pau, dirigirse a su pueblo, pero en la estación fueron identificados como religiosos y detenidos por los milicianos; a ellos agregaron poco después a Fr. Cipriano de Terrassa; era el 28 de julio de 1936, y aquel mismo día fusilaron a los cuatro. ELOY DE BIANYA (en el siglo, Juan Ayats Plantalech). Nació en San Salvador de Bianya (Gerona) el 4 de junio de 1875. Vistió el hábito capuchino el 22 de junio de 1900. Antes de entrar en la Orden ejerció el oficio de albañil en el cual era muy hábil y experimentado. A fray Eloy todos los que le han conocido le llaman el "santo portero", oficio que ejerció en el convento de Sarriá-Barcelona, aunque también había ejercido otros oficios. Fray Eloy llevaba continuamente la presencia de Dios, y el trabajo era para él un medio para comunicarse con Dios. Desde la portería atendía con ecuanimidad a todos los que llamaban. Diariamente auxiliaba a una serie de pobres, llegando a privarse de la comida e incluso a pedir trabajo para ellos. El día 20 de julio de 1936, tras estallar la persecución religiosa, como portero esperó que saliera del convento hasta el último religioso. El 28 de julio se reunió con su sobrino fray Miguel de Bianya y con fray Jorge de Santa Pau, para partir hacia su pueblo. En la estación del Norte de Barcelona se hicieron sospechosos. Ninguno de ellos llevaba documentación. Les registraron y encontraron el breviario de fray Miguel, rosarios y libros piadosos. Confesaron sin ambages que eran religiosos. Maniatados fueron conducidos a un desván de la estación e interrogados largamente. Antes de tres hora ya habían sido asesinados junto con fray Cipriano de Terrassa; fray Eloy fue cruelmente torturado sin ofrecer resistencia. Era el 28 de julio de 1936. JORGE DE SANTA PAU (en el siglo, Manuel Collellmir Senties). Nació el 7 de junio de 1917 en Santa Pau (Gerona); ingresó en el seminario seráfico de Igualada el año 1930; vistió el hábito capuchino el 26 de agosto de 1934 y profesó el 29 de agosto de 1935. Pasó luego a estudiar filosofía al convento de Sarriá-Barcelona. Aquí, terminado el primer curso, le sorprendió la guerra civil y la persecución religiosa. Era callado y de profundas convicciones religiosas. La noche del 19 al 20 de julio de 1936, pernoctó, junto con otros religiosos, en una casa cercana al convento. Llegado el momento manifestó a la familia que le había acogido su decisión de marchar a Olot, camino de su pueblo, con fray Eloy y el tío de éste fray Miguel de Bianya. Reconocidos en la estación como religiosos fueron detenidos y juntamente con fray Cipriano de Terrassa asesinados el 28 de julio de 1936. CIPRIANO DE TERRASSA (en el siglo, Ramón Gros Ballbé). Nació en Terrassa (Barcelona) el 23 de enero de 1871. Después de los primeros estudios, entró a trabajar en un comercio de Barcelona. Vistió el hábito capuchino como hermano laico el 7 de septiembre de 1893. Emitida la profesión temporal, pasó un año en Pamplona. Volvió a Arenys de Mar y de allí a Igualada, donde hizo la profesión solemne el 13 de octubre de 1898. Estuvo destinado en Filipinas, en Centro América y, de nuevo en la provincia, en el convento de Sarriá-Barcelona. Ejerció los oficios de limosnero, portero, sacristán y sastre. Llegó a ser, por su jovialidad, el prototipo de la alegría franciscana, pero era también un religioso discreto y humilde. Al desencadenarse la persecución religiosa buscó refugio fuera del convento, pero fue detenido y maltratado por los milicianos en el mismo hogar donde había hallado acogida. Fue asesinado en Barcelona junto con otros tres capuchinos, fray Miguel de Bianya, fray Eloy de Bianya y fray Jorge de Santa Pau, el 28 de julio de 1936. BUENAVENTURA DE ARROYO CEREZO (en el siglo, Tomás Díaz Díaz). Nació en la aldea de Arroyo Cerezo (Rincón de Ademuz, Valencia) el 7 de marzo de 1913. A los 13 años marchó a Barcelona donde vivió pobremente con su padre. Vistió el hábito capuchino en la casa noviciado de Manresa el 21 de septiembre de 1930, e hizo la profesión simple o temporal en Arenys de Mar el 26 de septiembre de 1931. En mayo de 1936 emitió la profesión solemne y recibió las órdenes menores. La guerra civil española le sorprendió en el convento de Sarriá-Barcelona, terminado el segundo curso de teología. Enseguida buscó refugio fuera del convento, pero el 24 de agosto fue detenido en la casa en que lo habían acogido y llevado al Comité de La Sagrera-Barcelona. Querían que blasfemara y se quitara la cruz que llevaba, pero él respondía: "Por la cruz he entrado en la Orden y por la cruz quiero morir". Al día siguiente, 25 de agosto de 1936, lo acribillaron a balazos en la carretera de La Verneda. Sus últimas palabras fueron: "Muero por Dios. ¡Viva Cristo Rey!". Tenía 23 años. MARCIAL DE VILAFRANCA DEL PENEDÉS (en el siglo, Carlos Canyes Santacana). Nació en Vilafranca del Penedés (Barcelona) el 16 de abril de 1917. Siendo aún niño ingresó en el seminario seráfico de los Capuchinos y, alcanzada la edad para entrar en el noviciado, vistió su hábito en Manresa el 24 de julio de 1932; hizo la profesión simple el 25 de julio de 1933. Cuando estalló la persecución religiosa en julio de 1936, él había terminado el tercer curso de filosofía en Sarriá-Barcelona. De inmediato tuvo que salir del convento y se refugió en casa de sus padres. Después de dos registros de los milicianos que estaban buscando a los hermanos mayores, la familia decidió trasladarse a otro barrio ya que además de conocidos por el vecindario, tenían cuatro hijos capuchinos, tres de los cuales eran ya sacerdotes, cosa que era del dominio público. Pero una vecina los siguió y los denunció al comité de zona. En el nuevo domicilio fue detenido fray Marcial, el más joven de los cuatro hermanos frailes, aunque según parece buscaban a otro hermano. Al llevarse al joven religioso la madre se puso a llorar, y él la animó diciendo: "Mamá, quédate tranquila por lo que pueda sucederme. Mi conciencia está en paz con Dios". Entrada ya la noche del 20 de agosto fue asesinado en Pedralbes-Barcelona. Tenía 19 años. EUDALDO DE IGUALADA (en el siglo, Luis Estruch Vives). Nació en Igualada (Barcelona) el 6 de abril de 1918. De niño ingresó en el seminario seráfico de los Capuchinos en su pueblo natal. Vistió su hábito en la casa noviciado de Manresa el 3 de septiembre de 1933, y al año siguiente, el día 9 del mismo mes, hizo la profesión simple o temporal. A continuación pasó a la casa de estudios de Sarriá-Barcelona, y cuando había acabado el segundo curso de filosofía se desencadenó la guerra civil y la persecución religiosa en España. El 19 de julio de 1936 tuvo que dejar el convento y, después de permanecer escondido unos días, dado que los trenes funcionaban de nuevo, decidió ir a vivir con sus padres en Igualada. Moró en el domicilio familiar y, provisto de un carnet sindical, se puso a trabajar en una fábrica de cartucheras, ayudando así a su familia. Algunos compañeros de trabajo le atacaban, pues conocían su condición de religioso. La noche del 31 de octubre de 1936 llamaron a su domicilio tres hombres armados con fusil, preguntando por Luis para llevarlo a declarar al comité y regresar enseguida. Al día siguiente, 1 de noviembre de 1936, algunos viajeros vieron el cadáver del joven religioso cerca del cementerio de La Pobla de Caramunt, población vecina a Igualada. Tenía 18 años y es el benjamín de los mártires de la Provincia Capuchina de Cataluña. PACIANO MARÍA DE BARCELONA (en el siglo, Francisco María Colomer Presas). Nació en Barcelona el 29 de abril de 1916. Antes de abrazar la vida religiosa, cursó brillantemente los estudios de perito mercantil. Vistió el hábito de los capuchinos en la casa noviciado de Manresa el 21 de marzo de 1935 y emitió los votos simples el 25 de marzo de 1936. Pasó luego a la casa de estudios que la provincia capuchina tenía en el convento de Sarriá-Barcelona, a fin de cursar los estudios de filosofía, pero no pudo empezarlos. En este convento le sorprendió, en julio de 1936, la guerra civil y la persecución religiosa. El 19 de aquel mes y año tuvo que salir del convento, y estuvo refugiado durante días en diversos domicilios, hasta que, para mayor seguridad y para no comprometer a los que le acogían, se refugió en una pensión de Barcelona. Allí fue detenido junto con otro estudiante el 21 de enero de 1937. Los milicianos los condujeron a una checa, en la que permanecieron hasta que el 24 de enero de 1937 fueron sacados y ejecutados clandestinamente en el cementerio de Cerdanyola del Vallés (Barcelona). Tenía 20 años. PRUDENCIO DE POMAR DE CINCA (en el siglo, Gregorio Chárlez Ribera). Nació en Pomar de Cinca (Huesca) el 17 de noviembre de 1875. Superadas algunas dificultades debidas a problemas de salud, vistió el hábito capuchino y profesó, como hermano laico, en la casa noviciado de Arenys de Mar. A lo largo de su vida religiosa y en los distintos conventos a que lo destinaron, ejerció los oficios de hortelano, limosnero, zapatero, portero, refitolero y cocinero. Era muy piadoso y amante de la oración y recogimiento. Cuando estalló la persecución religiosa en España, estaba de limosnero en el convento de Arenys de Mar, del que tuvo que salir muy pronto para refugiarse en casa de una familia amiga del mismo pueblo. Para entonces estaba casi ciego y bastante impedido. El 28 de julio de 1936 fue detenido junto con otros dos sacerdotes y, mientras los llevaban al lugar del suplicio, comenzaron a maltratarlos, especialmente a fray Prudencio, dándole culatazos; finalmente los acribillaron a balazos. Era el 28 de julio de 1936. FÉLIX DE TORTOSA (en el siglo, Juan Bonavida Dellà). Nació en Tortosa (Tarragona) el 2 de abril de 1894. Ingresó en los Capuchinos como hermano laico, vistió su hábito en la casa noviciado de Arenys de Mar, cumplido al año de probación hizo la profesión simple o temporal y, el 23 de enero de 1926, emitió la profesión solemne en Igualada. Después de ejercer el oficio de hortelano y limosnero en Olot, pasó al convento y casa de estudios de Sarriá-Barcelona como limosnero, dependiendo del padre Provincial. La persecución religiosa de julio de 1936 le sorprendió en Tordera (Barcelona) adonde había ido a pedir limosna. De momento se refugió allí, pero una vez restablecidas las comunicaciones, decidió llegar hasta Arenys de Mar. Se despidió del domicilio que le había acogido y en la estación, quizá por su comportamiento y forma de vestir, fue reconocido como religioso. Los milicianos le detuvieron y él no puso resistencia. Subió al coche y, poco después, caía fusilado junto con un párroco. Era el 1 de agosto de 1936. |