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BEATOS ANASTASIO PANKIEWICZ Y COMPAÑEROS, MÁRTIRES DE POLONIA ( 1940-43) |
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Durante la II Guerra Mundial, en Polonia fueron numerosas las víctimas de la encarnizada persecución nazi contra la Iglesia. También otros muchísimos ciudadanos fueron perseguidos y asesinados en aquellas terribles circunstancias. Pero los 108 beatificados por el Papa fueron todos ellos asesinados por odio a la fe cristiana en diversas circunstancias o lugares, o murieron como consecuencia de los sufrimientos infligidos por el mismo motivo en las cárceles y campos de concentración. La mayoría de los sacerdotes murieron por no dejar de ejercer su ministerio, a pesar de las amenazas; muchos de estos mártires perdieron la vida por defender a judíos; las religiosas, por su parte, en su servicio amoroso y silencioso, aceptaron con espíritu de fe los sufrimientos y la muerte. Todos fueron en sentido estricto testigos de la fe de Cristo. A continuación damos una breve noticia de los 18 beatos hijos de San Francisco, agrupados por órdenes. FRANCISCANOS (O.F.M.): Beato Anastasio Pankiewicz (1882-1942). Sacerdote profeso, que había ingresado en la Orden a los diecisiete años de edad. Heroico pastor de almas, organizó el centro pastoral y escolar del Barrio Doly en Lodz, y fue fundador de las Hermanas Antonianas de Cristo Rey. Arrestado el 10 de octubre de 1941 y deportado al campo de Dachau, permaneció allí hasta su muerte; asignado al «reparto de inválidos», murió en la cámara de gas el 20 de mayo de 1942. Consciente de la inminencia de su muerte, se confesó y luego dijo a un amigo: «Estoy tranquilo y listo para morir». Beato Cristino Gondek (1909-1942). Sacerdote profeso, que ingresó en la Orden en 1928. Fue vicario del convento de Wloclaweck. Lo arrestaron el 26 de agosto de 1940, y lo llevaron sucesivamente a los campos de Szczyglin, Sachsenhausen y Dachau, donde murió el 23 de julio de 1942, totalmente agotado por las condiciones inhumanas del campo. Se preparó muy conscientemente para la muerte que veía llegar. Beato Narciso Turchan (1879-1942). Sacerdote profeso, que había ingresado en la Orden el año 1895. Fue Guardián del convento de Wloclaweck; celoso pastor, predicador y catequista. Arrestado el 6 de noviembre de 1940, lo llevaron al campo de concentración de Dachau, donde murió el 19 de marzo de 1942, agotado por las torturas. Beato Martín Oprzadek (1884-1942). Religioso profeso, que ingresó en la Orden a la edad de 28 años. Fue hombre de intensa oración, humilde, paciente y confiado en la Providencia divina. Lo arrestaron el 26 de agosto de 1940 junto con el P. Gondek y lo encerraron en Dachau; el 18 de mayo de 1942 fue sacado del campo y asesinado en la cámara de gas. Beato Bruno Zembol (1905-1942). Religioso profeso en la Orden de los Hermanos Menores desde 1922. Fiel observante de la Regla franciscana. Fue arrestado el 19 de noviembre de 1939, llevado a la cárcel de Lublin y luego al campo de concentración de Sachsenhausen y finalmente a Dachau, donde murió el 21 de agosto de 1942 agotado por las condiciones inhumanas del campo. Sus compañeros de prisión lo calificaron como «un hombre de bondad angelical». CONVENTUALES (O.F.M.Conv.): Beato Antonino Bajewski (1915-1941). Sacerdote, profeso en la Orden de los Hermanos Menores Conventuales desde 1934. Vivió en el convento de Niepokalanów, y fue uno de los más cercanos colaboradores de San Maximiliano Kolbe. Se destacaba por su fe profunda y viva. Arrestado el 17 de febrero de 1940, murió en Auschwitz el 8 de mayo de 1941 a causa de las condiciones inhumanas del campamento. En medio de los sufrimientos repetía: «Quiero ser clavado con Cristo en la cruz». Al acercarse la muerte pidió a uno de los prisioneros: «Cuenta a mis cohermanos de Niepokalanów que he muerto aquí, fiel a Cristo y a la Inmaculada». Beato Pío Bartosik (1909-1941). Sacerdote profeso, que ingresó en los Conventuales el año 1926. Fue sustituto de San Maximiliano Kolbe en el convento de Niepokalanów, y responsable de la impresión de los periódicos marianos. Su consigna era: «Con la ayuda de la Inmaculada, conquistar el mundo entero y todas las almas para el Santísimo Corazón de Jesucristo». San Maximiliano lo consideraba un «santo y grande hombre». Arrestado con San Maximiliano el 17 de febrero de 1940 y deportado a Auschwitz, murió allí el 12 de diciembre de 1941, agotado por los malos tratos y las enfermedades. Beato Inocencio Guz (1890-1940). Sacerdote profeso entre los Conventuales, colaborador también de San Maximiliano Kolbe en Grodno y Niepokalanów, confesor de sus cohermanos y de los novicios, admirado por su paciencia «angelical». Arrestado a comienzos de abril de 1940, fue deportado al campo de concentración de Sachsenhausen, donde murió el 6 de junio de 1940 asesinado por los guardias del campo. Beato Aquiles Puchala (1911-1943). Sacerdote profeso, conventual desde 1927. Fervoroso pastor de almas, cuando la Gestapo, en venganza por las acciones militares de la resistencia, arrestó a numerosas personas, él se dejó arrestar con sus feligreses para que no se vieran privados de la asistencia pastoral en la prisión. A un militar que quiso facilitarle la fuga, le respondió: «Los pastores no pueden abandonar a su gente». Fue asesinado el 19 de julio de 1943 en Borowikowszna. Beato Herman Stepien (1910-1943). Sacerdote profeso, conventual desde 1919. Se distinguía por su fe y devoción. Colaborador del P Puchala, se dejó arrestar con él y con sus parroquianos para darles asistencia espiritual en el peligro de muerte. Fue asesinado con ellos el 19 de julio de 1943 en Borowikowszna. Beato Timoteo Trojanowski (1908-1942). Religioso que profesó entre los Conventuales en 1930. Trabajaba en el convento de Niepokalanów, en el reparto de los periódicos franciscanos y en la enfermería. Era muy dado a la oración y a la práctica de la caridad. Arrestado el 14 de octubre de 1941, fue deportado al campo de exterminio de Auschwitz; de él dice un testigo: «Fray Timoteo soportaba con fortaleza el hambre, el frío y el duro trabajo. No se desalentaba, no perdía el ánimo. Consolaba y exhortaba a la confianza en la protección divina a los prisioneros laicos que trabajaban con nosotros». Por las durísimas condiciones de la prisión, a los dos meses de permanencia en el campo contrajo una pulmonía y murió el 28 de febrero de 1942. Beato Bonifacio Zukowski (1913-1942). Religioso profeso, que ingresó a los dieciséis años de edad entre los Conventuales. Trabajaba en el convento de Niepokalanów, en la tipografía. De acuerdo con las enseñanzas de San Maximiliano Kolbe, ponía todo su empeño en conformarse a la voluntad de Dios. Arrestado el 14 de octubre de 1941 y deportado a Auschwitz, murió allí de pulmonía y por el trato inhumano recibido, el 10 de abril de 1942. CAPUCHINOS (O.F.M.Cap.): Beato Aniceto Koplinski (1875-1941). Sacerdote profeso, capuchino desde los 18 años y presbítero desde 1900. Apóstol de la misericordia en Varsovia, donde vivió desde 1918, se hizo famoso como limosnero y protector de los pobres, y fue llamado el «san Francisco de Varsovia»; ya en vida gozaba de fama de santidad. Fue arrestado en la noche entre el 26 y el 27 de julio de 1941, junto con otros 22 religiosos. No se valió de su ascendencia alemana para salvarse de la muerte. El 4 de septiembre, junto con otros religiosos, fue trasladado al campo de concentración de Auschwitz, donde murió en la cámara de gas el 16 de octubre de 1941. Se esforzó por vivir su sufrimiento en la oración y la imitación del divino Maestro. En los interrogatorios declaró: «Soy sacerdote y donde quiera que haya hombres, allí trabajo, sean ellos hebreos o polacos, y más si sufren y son pobres». A menudo repetía a sus hermanos prisioneros las que fueron sus últimas palabras: «Debemos beber hasta el fondo este cáliz». Beato Fidel Chojnacki (1906-1942). Religioso profeso capuchino desde 1933. Siendo estudiante de teología, lo arrestaron el 25 de enero de 1940. Murió el 9 de julio de 1942 en el campo de Dachau, agotado por los malos tratos y la tuberculosis. Al ser transferido a la sección de los «inválidos», se despidió diciendo: «¡Alabado sea Jesucristo! Hasta que nos veamos en el cielo». Beato Sinforiano Ducki (1888-1942). Religioso capuchino que profesó en 1918. Vivía en el convento de Varsovia cuando fue arrestado el 26 de junio de 1941; detenido primero en Pwiak, Varsovia, luego lo trasladaron al campo de exterminio de Auschwitz, donde fue asesinado por los guardias del campo el 11 de abril de 1942. Beato Enrique Krzysztofik (1908-1942). Sacerdote capuchino, profeso desde 1927. Era guardián y director de estudios del convento de Lublin; religioso de extraordinario celo, fe y entrega a la causa de Dios. Arrestado el 25 de enero de 1940, lo deportaron al campo de Dachau, donde fue sostén espiritual de los que sufrían y de los moribundos. En su última carta a los seminaristas les escribía: «Estoy pavorosamente flaco... Peso 35 kilos. Me duelen todos los huesos. Estoy tirado en la cama como en la cruz con Cristo. Pero estoy contento de estar y sufrir con él. Ruego y ofrezco a Dios estos mis sufrimientos por vosotros». Murió el 4 de agosto de 1942. Beato Floriano Stepniak (1912-1942). Sacerdote, profeso capuchino desde 1931. Hombre de singular fe y bondad, también vivía en el convento de Lublin y fue arrestado el 25 de enero de 1940, para ser luego deportado a Dachau. En los momentos de incertidumbre y terror, sostenía el ánimo de sus compañeros de prisión, que lo llamaban «padre espiritual» del bloque de los condenados, y «sol del campo». El 12 de agosto de 1942 fue sacado del campo en el «reparto de inválidos» y asesinado en la cámara de gas. CLARISA CAPUCHINA: Beata María Teresa Kowalska (1902-1941). Clarisa Capuchina que entró en el monasterio en 1923, ofreciéndose como reparación por su familia que se había vuelto atea. Los rasgos principales de su espiritualidad fueron la contemplación de la Pasión de Jesús y la devoción mariana según las enseñanzas de San Luis María Griñón de Monfort. Arrestada el 2 de abril de 1941, ofreció su vida por la liberación de las otras religiosas, liberación que tuvo lugar poco después de su muerte. Murió de agotamiento por las enfermedades y las condiciones inhumanas del campamento, en el campo de concentración de Dzialdowo el 25 de julio de 1941. «Si hoy -decía el Papa- nos alegramos por la beatificación de 108 mártires, clérigos y laicos, lo hacemos ante todo porque son un testimonio de la victoria de Cristo, el don que devuelve la esperanza. En cierto sentido, mientras realizamos este acto solemne se reaviva en nosotros la certeza de que, independientemente de las circunstancias, podemos obtener una plena victoria en todo, gracias a aquel que nos ha amado (cf. Rm 8,37). Los beatos mártires nos dicen en nuestro corazón: Creed que Dios es amor. Creedlo en el bien y en el mal. Tened esperanza. Que la esperanza produzca como fruto en vosotros la fidelidad a Dios en cualquier prueba» (Juan Pablo II, 13-VI-99). |
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