DIRECTORIO FRANCISCANO

SANTORAL FRANCISCANO


3 de mayo

BEATO TOMÁS ACERBIS DE OLERA (1563-1631)

 

Nació en Olera y a los 17 años ingresó en los capuchinos como hermano laico; era analfabeto, y pidió y obtuvo permiso para aprender a leer y escribir. Hecha la profesión en 1584, se le encomendó el oficio de limosnero, que ejerció casi toda su vida, tanto en Italia como en Austria. En 1619, a petición del Archiduque de Tirol, fue destinado a la Provincia de Tirol, y aquel mismo año llegó a Innsbruck. Fue apóstol del Evangelio y a todos habló del amor de Dios. Además fue pacificador e hizo obra social a favor de los mineros. Era constante en la oración y penitente, devoto de María Inmaculada y Asunta. Siendo un fraile limosnero fue maestro de espiritualidad para los humildes y para los de alto rango social. Murió en Innsbruck el 3-V-1631.

FRAY TOMÁS DE OLERA, CONFESOR
por Fr. Mauro Jöhri, Ministro general OFMCap

(De la Carta circular del 15 de Agosto del 2013)

Beato Tomás de Olera 3. La beatificación de Fr. Tomás de Olera [el 21 de septiembre del 2013 en Bérgamo], a cuatrocientos años de su nacimiento, podrá incluso sorprender, sin embargo, su fama de santidad, siempre constante en el tiempo, permitió mantener alta la guardia de su causa de beatificación. El reconocimiento de la autenticidad del milagro era «la última pieza que faltaba» en el «mosaico» de la beatificación. Gracias a la documentación conservada, se pudo tener certeza de la confiabilidad del testimonio acerca del milagro acontecido a inicios del siglo pasado, atribuido a la intercesión de Fr. Tomás, y fue declarada su autenticidad. De esta manera, a trescientos ochenta y dos años de su muerte, Fr. Tomás de Olera será finalmente elevado a los altares ofreciéndonos una figura hermosa y sorprendente de hermano lego capuchino: siendo un simple fraile limosnero fue el maestro de espiritualidad tanto para las personas de humilde condición como para las de alto rango de la sociedad de su tiempo. Esta beatificación es un don que hemos de recibir con gratitud y una oportunidad favorable para conocer mejor a este hermano nuestro.

[...]

5. De su nacimiento en Olera, un pequeño caserío del valle del río Serio en Bérgamo (Italia), hacia fines del año 1563 y de su infancia se sabe muy poco. Hijo de campesinos y pastores hasta los 17 años trabajó con sus padres en el duro trabajo del campo. Fue analfabeto, porque en el poblado donde vivió no había escuela. El 12 de septiembre de 1580, deseando hacerse capuchino fue recibido en el convento de la Santa Cruz de Verona y se incardinó a la provincia de Venecia como hermano laico. A pesar de ser hermano laico, pidió y obtuvo aprender a leer y escribir. Durante el trienio de formación salieron a la luz sus notables dotes y sobre todo sus virtudes, viviendo con gran intensidad la escuela y el coro.

6. El 5 de julio de 1584 emitía la profesión religiosa y se le encargo realizar el delicado y esencial oficio de limosnero en Verona, servicio que realizó allí hasta 1605 cuando fue transferido a Vicenza siempre con el mismo encargo. Allí permaneció hasta 1612 para pasar luego a Rovereto donde estuvo desde 1613 hasta 1617. Fue trasladado a Padua en 1618 como portero del convento, y en 1619, a pocos meses de su llegada al convento de Conegliano, pedido por el Archiduque de Tirol, Leopoldo V de Habsburgo, fue destinado a formar parte de la nueva Provincia de Tirol del norte. Ese mismo año llegó a Innsbruck, y se le encargó nuevamente la mendicación. Austria en aquel tiempo era la «cabeza de puente» para la reforma católica y sobre todo para la «reconquista católica» de los pueblos germánicos.

7. La obediencia y la humildad lo hicieron «el hermano limosnero» por casi cincuenta años; el amor por las almas lo hizo un «apóstol incansable» del anuncio del Evangelio. Con todos, creyentes y no creyentes, habló del amor de Dios revelado en Cristo Jesús. A todos, pequeños y grandes, instruyó en la fe. A todos, poderosos y humildes, pidió empeñarse en el amor. Un verdadero apóstol, tanto así que «muchos quedaban sorprendidos ya que parecía humanamente imposible que un simple hermano laico hablase de manera tan elevada de Dios como él lo hacía». Su compromiso era un fuego de amor. «Por todos lados hablaba de las cosas de Dios, con tanto espíritu y devoción que dejaba a todos estupefactos y maravillados» (Ippolito Guarinoni, Detti e fatti, profezie e segreti del frate cappuccino Tommaso da Bergamo, Brescia 2007).

8. Al mismo tiempo invitaba e impulsaba a la pacificación y al perdón; visitaba y confortaba a los enfermos; escuchaba y alentaba a los pobres, escrutaba las conciencias, denunciaba el mal y facilitaba las conversiones. Con el deseo de obtener de Dios cuanto esperaban las personas a las cuales encontraba, velaba la noche en oración, flagelaba su cuerpo y se imponía ayuno y austeridad por la salvación de los demás.

9. Fue también un promotor de vocaciones para la vida consagrada. En Vicenza, patrocinó la erección de un monasterio de capuchinas construido en Puerta Nueva entre 1612 y 1613. En Rovereto solicitó a los benefactores de la ciudad erigir el monasterio de las clarisas construido en 1642. Allí conoció y guío a Bernardina Floriani, que al momento tenía trece años y más tarde será la mística venerable Juana María de la Cruz. En el Tirol fue el guía espiritual de los pobres del Valle del Inn, catequista, propagador y defensor de los decretos tridentinos, de la verdadera reforma católica. Desde 1617 fue amigo y maestro espiritual del científico Ippolito Guarinoni de Hall, médico de la corte de Innsbruck. Son numerosas las cartas escritas a las archiduquesas de Habsburgo María Cristina y Eleonora, hermanas de Leopoldo V, y muchos fueron sus encuentros con ellas. Fue el guía espiritual del archiduque y de su esposa Claudia de Médici con quienes mantuvo frecuentes encuentros en el palacio y numerosa correspondencia.

10. Enseñaba a todos la «alta sabiduría del amor» que «se aprende en las amadas llagas de Cristo» exhortando a refugiarse en Él «felices en el padecer». Fue además consejero del arzobispo Paride Londron, príncipe de Salzburgo y guía espiritual del emperador Fernando II, a quien acompañó durante la guerra de los treinta años (1618-1648). Durante su estadía en Viena (1620-1621) favoreció la conversión a la fe católica de la viuda de Jorge Fleicher conde de Lerchemberg, Eva María Rettinger, quien se consagró a Dios entre las monjas benedictinas del monasterio de Nonnberg, Salzburgo, siendo luego abadesa del mismo. Siempre en Viena, en 1620, propagó los «Conceptos morales contra los heréticos» publicados póstumamente en Fuego de amor. Aquí reveló la fuente de la cual obtenía lo que escribía: «Ni siquiera una vez he leído una sílaba de los libros, pero me empeño mucho en leer el Cristo de la pasión».

11. Enamorado de la Madre de Dios, en sus escritos la reconoce como la Inmaculada Concepción y Asunta al cielo. Peregrinó tres veces a la santa casa de Loreto (en 1623, 1625 y 1629), recordando que «llegando a aquella santa casa le parecía estar en el paraíso». Indicó a su amigo Ippolito Guarinoni que se construyera una iglesia dedicada a la Inmaculada Concepción en una localidad de los alrededores de Hall, sobre el río Inn cerca del puente de Volders. En 1654 se pusieron los cimientos y superadas muchas críticas y dificultades fue terminada en 1654. Fue la primera iglesia dedicada a la Inmaculada y a San Carlos Borromeo en tierras germanas. En la actualidad es considerada un monumento nacional.

12. Cuantos se encontraron presentes en el momento de su muerte el 3 de mayo de 1631 la consideraron una «muerte de amor». Fue sepultado el domingo 5 de mayo en la cripta de la capilla de la Virgen en la iglesia de los capuchinos de Innsbruck.

[...]

18. Cada tiempo y cada momento histórico tiene sus dificultades y fatigas. Fr. Tomás de Olera vivió en un periodo complejo, lleno de contradicciones y de desencuentros violentos. El tiempo, sin embargo, tiene su fascinación, porque hace aparecer y pone a la luz la pasión del hombre y de su deseo de afirmarse o, al contrario, de dejar que Dios se afirme y se muestre visible y tangible. La Orden le confió la «mendicación» para la subsistencia de los hermanos y de los pobres del convento; la gracia lo transformó en el solicitado consejero de nobles y siervos, en el docto maestro espiritual que sabía pronunciar la palabra que orientaba a Cristo, escondiéndose, como saben hacerlo los verdaderos místicos y contemplativos del Misterio.

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[Fuente: http://www.ofmcap.org/]

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BEATO TOMÁS ACERBIS DE OLERA, CAPUCHINO
por Antonio Borrelli

Beato Tomás Acerbis de Olera, Capuchino Fray Tomás de Olera fue un campeón de la defensa de la fe y de la promoción de la piedad popular en Tirol y en el Véneto en la primera mitad del siglo XVII.

Se llamaba Tomás Acerbis y nació en el pequeño pueblo de Olera, situado en el Val Seriana (Bérgamo, Italia), en 1563; fue pastor hasta los 17 años, cooperando así con sus padres para su subsistencia, dada la pobreza en la que su familia vivía; no pudo estudiar entonces porque en su pequeño pueblo no había escuela, por lo que era analfabeto.

El 12 de septiembre de 1580, ya con 17 años, ingresó en la Orden Franciscana Capuchina en el convento de Verona, donde aprendió a leer y escribir, demostrando ser un joven novicio lleno de todas las virtudes.

Hizo su profesión el 5 de julio de 1584, y se le confió la tarea de limosnero en Verona hasta 1605, luego en Vicenza hasta 1612, y en Rovereto de 1613 a 1617. En sus recorridos fuera del convento conseguía reconciliaciones e inducía al perdón entre las personas, visitaba y confortaba a los enfermos, escuchaba y daba ánimos a los pobres, denunciaba el mal y lograba muchas conversiones.

Su obra de apostolado se alimentada de la oración con frecuencia nocturna, las penitencias que infligía a su cuerpo, el ayuno y la austeridad; fue inspirador, especialmente entre las damas, de muchas vocaciones religiosas. Entre 1612 y 1613 promovió la construcción del monasterio de capuchinas en Vicenza, cerca de Porta Nuova; el mismo esfuerzo dedicó luego a la erección del monasterio de clarisas en Rovereto, construido en 1624.

En 1618 se encuentra en Padua como portero del convento; desde un año antes era amigo y guía espiritual de Ippolito Guarinoni Hall, hombre de ciencia y médico de la corte de Innsbruck; en 1619 a petición del archiduque del Tirol, Leopoldo V de Habsburgo, fue destinado a Innsbruck como limosnero.

Pero tampoco allí fue sólo un mendicante, sino guía espiritual de las Vírgenes de Hall, un centro educativo para las niñas nobles tirolesas. Mediante cartas y coloquios, dirigió espiritualmente a las archiduquesas María Cristina y Leonor de Habsburgo, hermanas de Leopoldo V, al cual así como a su esposa Claudia de Médici dedicó frecuentes encuentros en su palacio y también les dirigió cartas.

Cuidó la vida espiritual de Fernando II, emperador de Austria, siendo su consejero durante la Guerra de los Treinta Años (1618-48); fue amigo y consejero de los duques de Baviera Maximiliano I e Isabel, en su corte de Múnich, donde en 1620 consiguió convertir al catolicismo al luterano duque de Weimar; entre 1620 y 1621, en la corte imperial de Viena, logró la conversión desde el luteranismo de Eva María Rettinger, viuda del conde de Lerchenverg, George Fleicher, que llegó a ser abadesa del monasterio benedictino en Salzburgo.

En definitiva, fue un simple hermano lego, es decir, no sacerdote, pero que era capaz de hablar altamente acerca de Dios, suscitando en quien lo escuchara asombro y sorpresa; educó en la fe a personas humildes o nobles gobernantes, impregnando a todos en el amor.

La obediencia y la humildad lo hicieron "hermano limosnero" durante casi 50 años. Fue consejero del arzobispo Paride Lodron, príncipe de Salzburgo. Llevó a cabo obra social a favor de los mineros de Taufers y en los valles del Inn y del Adigio; luchó contra las ideologías luteranas que se expandían rápidamente.

Por orden de los superiores, el año 1620 en Viena, puso por escrito sus conversaciones en defensa de la fe bajo el título "Conceptos morales contra los herejes", publicados como obra póstuma en 1692, y sus palabras indican bien su espiritualidad: "Nunca he leído ni una sílaba en los libros; más bien me empeño en leer a Cristo paciente".

En sus escritos reconoce ya en aquella época la Inmaculada Concepción y la Asunción de Nuestra Señora a los cielos. Peregrinó en tres ocasiones (1623, 1625, 1629) a la Santa Casa de Loreto. Fue el promotor de la construcción de la primera iglesia en tierra de lengua alemana dedicada a la Inmaculada Concepción, que, iniciada en 1620 con diversas ayudas y superando dificultades de todo tipo, se completó en 1654; es considerada monumento nacional en Austria.

Fray Tomás de Olera murió piadosa y devotamente en Innsbruck el 3 de mayo de 1631 y fue enterrado en la cripta de la Capilla de Nuestra Señora, en la iglesia local de los Capuchinos, después de unos días de ininterrumpida veneración de los fieles austríacos. En los siglos siguientes, la Iglesia ha dado testimonio de la fama de santidad y del brillante trabajo realizado por el humilde fraile de Bérgamo, que fue capaz de hablar de Dios a los pobres y a los poderosos de su atormentado tiempo.

El papa Juan XXIII lo definió como un "auténtico santo y un maestro espiritual"; Pablo VI lo recordó como "valido instrumento de la renovación general espiritual... hasta el punto de brillar en la historia de aquel glorioso período junto con los más ardientes defensores de la Reforma Católica".

Siglos después de su retorno a la casa del Padre, el 28 de febrero de 1967, en Bérgamo, se comenzó el proceso informativo; el decreto de introducción de la causa de beatificación se dio el 4 de diciembre de 1980; el decreto sobre las virtudes y el título de venerable se tuvo el 23 de octubre de 1987. El 10 de mayo de 2012 se promulgó el decreto, firmado por S. S. Benedicto XVI, que reconoce un milagro gracias a la intercesión del venerable Tomás de Olera, lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 21 de septiembre de 2013.

El milagro en cuestión ocurrió el 30 de enero de 1906 (hace 106 años) en la localidad italiana de Vicenza, donde Bartolomé Valerio, de 31 años, se encontraba en estado crítico debido a una gravísima enfermedad respiratoria que iba a acabar con su vida. La familia, lejos de perder la esperanza, situó debajo de la almohada del enfermo una estampa de Tomás de Olera, pidieron su intercesión y se produjo la inexplicable e inmediata curación.

[Fuente: http://www.santiebeati.it/dettaglio/91820

traducido al español para:
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=56920]

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«El amor de Dios, escribió el nuevo beato, está en los corazones humildes». La vida de Tomás de Olera se refleja profundamente en estas palabras. Desde adolescente comparte junto a sus padres fatigas y trabajos, primero como pastor y luego como campesino. La vocación lo lleva, cumplidos los 17 años, a entrar en la Orden capuchina en el convento de Verona. Luego de la formación se hizo un predicador incansable del Evangelio y sobre todo un humilde limosnero. Cada día pedía, a todos sin distinción, ofrendas y pan para los hermanos y para los pobres. Prometía a todos consolaciones y oraciones. Tomás se acercaba a todos y hablaba de Dios a los grandes del mundo, entre ellos soberanos y emperadores. En 1618 es trasferido a Padua, donde hace el servicio de portero del convento. El año sucesivo es llamado a Innsbruck por el Archiduque de Tirol, Leopoldo V, e inicia una vez más con la tarea de la cuestación, ejercitándola fielmente hasta el fin de su vida. Tomás murió en su humilde celda el 3 de mayo de 1631. Su vida, resalta el cardenal Amato, es un modelo para todos: «El Beato Tomás es un ejemplo de vida cristiana para todos. Era este el auspicio del venerable Pablo VI quien en 1963 escribía: "Pueda el recuerdo de este humilde hijo de la fuerte tierra bergamasca incitar a los sacerdotes y fieles a una mayor donación de sí en la adhesión consciente a la verdad revelada, en el compromiso de testimonio cristiano en todos los sectores de la vida y en el ejercicio incansable y arduo de las virtudes, especialmente de la caridad"».

Siguiendo las palabras del papa Francisco pronunciadas durante el rezo del Ángelus el domingo pasado en Cagliari, "¡Demos gracias por este testigo de la humildad y de la caridad de Cristo!". (Radio Vaticana)

Fuente: http://www.db.ofmcap.org/pls/ofmcap/v3_s2ew_CONSULTAZIONE.mostra_pagina?id_pagina=7485

 


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