DIRECTORIO FRANCISCANO
ENCICLOPEDIA FRANCISCANA

PEQUEÑA ENCICLOPEDIA FRANCISCANA

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«TAU». Símbolo franciscano.


TEJEDA, Juan de (-1550). Franciscano, místico. Nació en Torrejón (Cáceres) a finales del siglo XV y, después de una juventud desordenada y de un tiempo de vida eremítica en su tierra, huyendo de la veneración en que se le tenía, pasó a Barcelona, donde vistió como hermano lego el hábito de la Orden franciscana en el Convento observante de Santa María de Jesús. Su vida en el claustro fue desde el principio edificante, más para admirar que para imitar. Su alimento era sólo pan y agua; dormía muy pocas horas; hacía el oficio de todos y pasaba de rodillas en oración muchas horas, a veces hasta ocho seguidas. Dios le concedió gracias y carismas extraordinarios y en su vida menudeaban los éxtasis. Fue uno de los grandes representantes de la oración y espiritualidad del recogimiento, de tanto arraigo en aquel tiempo.

Fray Juan de Tejeda entabló en Barcelona una estrecha amistad con el entonces Virrey de Cataluña, san Francisco de Borja, el cual solía decir: «He encontrado una joya más preciosa que todos los tesoros de la tierra, un escogido del Señor». Fray Juan, aunque era todavía lego, fue ya desde entonces el director espiritual de este santo Duque, al que inició en la oración del recogimiento. Éste obtuvo de los superiores de la Orden y aun del mismo papa Pablo III licencia para llevarse a fray Juan a su palacio y para trasladarlo más tarde, en 1543, a Gandía (Valencia), cuando, al morir su padre, tomó posesión de aquel Ducado.

Ya en Gandía, parece que fray Juan habitó por poco tiempo en compañía de los Jesuitas, aunque su residencia habitual fue el convento de los menores levantado por el infante D. Pedro de Aragón. Sus frailes, incluido Tejeda, desde que las Clarisas se establecieron junto al mismo, se hicieron cargo del cuidado espiritual de las monjas. A instancias de san Francisco, fray Juan explicó a los jesuitas de su casa recién fundada en Gandía, poco después Universidad, la oración del recogimiento, y abrazaron esta vía espiritual, entre otros, Andrés Oviedo y Antonio Cordeses. El obispo de Cartagena, Juan Martínez Silíceo, admirado de la santa vida de fray Juan y de la ciencia infusa que le había concedido el Señor, le mandó que estudiara latín y completara su formación, y lo ordenó de sacerdote. Finalmente, en 1550, san Francisco de Borja lo envió a Valladolid, donde murió el 8 de agosto del mismo año, tras una enfermedad de sólo tres días. Antes de morir tuvo la fortuna y el consuelo de recibir la visita de san Pedro de Alcántara, que aún vivía. Fue enterrado en la iglesia del convento de San Francisco, en el sepulcro en que, siete años más tarde, lo sería la madre Francisca de Jesús, clarisa procedente de Gandía, tía de san Francisco de Borja.


TERCIARIAS CAPUCHINAS DE LA SAGRADA FAMILIA. Las fundó en 1885 el P. Luis Amigó, capuchino, que nació en Masamagrell (Valencia-España) el año 1854. De joven fue seminarista en Valencia y empezó su apostolado entre los encarcelados. En 1874 tuvo que marchar a Bayona para abrazar la vida religiosa. Después de la exclaustración, vuelve a España y recibe la ordenación sacerdotal. Desde el convento de Montehano (Santander), ejerce su ministerio en el penal de El Dueso, y el impacto que le causa la situación de la población carcelaria juvenil lo convertirá en apóstol de la juventud extraviada. Los superiores le encomiendan la promoción de la Tercera Orden Franciscana, y de este trabajo con los seglares surgen sus dos fundaciones: en 1885 la Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, y, en 1889, la de Religiosos Terciarios Capuchinos de Ntra. Sra. de los Dolores. En 1907 lo nombran obispo, y ejerce su ministerio episcopal primero en Solsona y luego en Segorbe (Castellón). Muere en Godella (Valencia) el 1 de octubre de 1934.

Esta Congregación de Terciarias Capuchinas, que sigue la Regla de la Tercera Orden Regular de San Francisco y tiene como fin especial la reeducación de la juventud femenina, nació con cuatro hermanas en el Santuario de Nuestra Señora de Montiel, Benaguacil (Valencia), el 11 de mayo de 1885. Al mes siguiente se desató, en varias zonas de Valencia, la epidemia del cólera asiático, en la que fallecieron tres hermanas asistiendo a los enfermos. El P. Amigó y la hermana que quedó recogieron a los huérfanos hijos de las víctimas del cólera, y abrieron un asilo. Surgió así la primera obra apostólica, dedicada a la educación y cuidado maternal de la infancia. La Congregación se fue extendiendo por España y luego por el extranjero. Al terminar el año 1995, tenía 4 provincias, 241 casas, 1313 hermanas de votos perpetuos y 123 de votos temporales o junioras.

Su carisma se centra en la figura de Cristo, el Buen Pastor que va en busca del extraviado, y del Padre, que acoge al hijo pródigo que vuelve a casa; su estilo es el de san Francisco siguiendo las huellas de Cristo; y su modelo, la Sagrada Familia. Los campos de su apostolado son: la protección o la reeducación de la niñez y juventud en situación de riesgo o con desajustes de conducta; en condiciones de normalidad, su educación integral; el cuidado de enfermos y ancianos; la acción pastoral en medios pobres, con emigrantes o víctimas de conflictos; las misiones ad gentes.

Curia General: Via Cassia, 1243; 00189 Roma.- Más información:
http://www.terciariascapuchinas.org/.


TERCIARIOS CAPUCHINOS DE Ntra. Sra. DE LOS DOLORES (AMIGONIANOS). Los fundó en 1889 el P. Luis Amigó, capuchino, que nació en Masamagrell (Valencia-España) el año 1854. De joven fue seminarista en Valencia y empezó su apostolado entre los encarcelados. En 1874 tuvo que marchar a Bayona para abrazar la vida religiosa. Después de la exclaustración, vuelve a España y recibe la ordenación sacerdotal. Desde el convento de Montehano (Santander), ejerce su ministerio en el penal de El Dueso, y el impacto que le causa la situación de la población carcelaria juvenil lo convertirá en apóstol de la juventud extraviada. Los superiores le encomiendan la promoción de la Tercera Orden Franciscana, y de este trabajo con los seglares surgen sus dos fundaciones: en 1885 la Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, y, en 1889, la de Religiosos Terciarios Capuchinos de Ntra. Sra. de los Dolores. En 1907 lo nombran obispo, y ejerce su ministerio episcopal primero en Solsona y luego en Segorbe (Castellón). Muere en Godella (Valencia) el 1 de octubre de 1934.

El carisma amigoniano lo resumen estas palabras del Fundador a sus religiosos, dedicados a la actuación evangélica entre los jóvenes inadaptados: «Vosotros, zagales del Buen Pastor, sois los que debéis ir en pos de la oveja descarriada hasta devolverla al aprisco. Y no temáis perecer en los despeñaderos y precipicios en que muchas veces os habréis de poner para salvar la oveja perdida». La Congregación inició su apostolado en la Escuela de Santa Rita en Madrid, destinada a acoger jóvenes con problemas de conducta. Era ésta una institución pionera en España. Luego los terciarios capuchinos se encargaron de algunos de los más importantes centros que se abrieron en el país a partir de la creación, en 1918, de los Tribunales Tutelares de menores. Hubo un tiempo en que todas las obras apostólicas de la Congregación en España se dedicaron a la atención del menor desadaptado, en sus modalidades de prevención o de recuperación.

El año 1927 la Congregación Amigoniana empezó su expansión fuera de España. Hoy, 1999, se encuentra en 18 países, con 83 casas y 435 religiosos, y, aunque continúa dedicándose principalmente al trabajo apostólico entre los menores desadaptados en centros oficiales, se ha abierto también a otros campos apostólicos menos institucionales, como el trabajo social en barrios conflictivos y el trabajo terapéutico con jóvenes que tiene problemas con las drogas. El compartir con los seglares las tareas apostólicas abre nuevos horizontes.

Curia general: Via Bernardo Blumenstihl 28-36; 00135 Roma.- Más información:
http://www.amigonianos.org/.


TIBERI, Fortunato (1920-1998). Franciscano, misionero en China y Argentina. El P. Fortunato Tiberi nació en Sarnano (Las Marcas, Italia) el 26-V-1920. Vistió el hábito franciscano el 19-VIII-1937, hizo la profesión temporal al año siguiente y se ordenó sacerdote el 22-III-1947 en Matelica. El mismo año de su ordenación sacerdotal, cuando tenía 27 años de edad, marchó a China; pronto comenzó sus experiencias apostólicas entre los cristianos chinos, después de estudiar su lengua en Pekín. Pero esta su aventura misionera duró poco, de 1947 a 1952, porque lo expulsaron del país los comunistas, después de haber sufrido en las cárceles de Mao, durante once meses, toda clase de malos tratos, incluido el tristemente famoso "lavado de cerebro". Ya en su patria y restablecida su salud, describió la alucinante experiencia de la prisión en el libro: Come divenni comunista. Confessioni di un frate, ed. Abes, Bolonia 1953. Después estuvo en Falconara M. como predicador y, durante la campaña electoral de 1953, se empeñó en estigmatizar la doctrina del comunismo. De 1953 a 1957 estudió filosofía en la universidad estatal de Viena, especialidad de etnología, y se doctoró con la tesis "Il culto degli antenati preso il popolo cinese".

A continuación emprendió una nueva experiencia misionera, esta vez en Argentina. Su provincia franciscana tenía allí una misión, y lo enviaron como superior de la misma. Permaneció ocho años (1958-1966) en Tandil atendiendo la parroquia de San Antonio de Padua y sobre todo dirigiendo el "Hogar de Varones" que acogía a más de un centenar de niños huérfanos y abandonados; se entregó con todas sus energías a renovar sus instalaciones organizando la escuela elemental y superior y la escuela de artes y oficios. Después regresó a Italia y lo nombraron Secretario general de Misiones, cargo en el que permaneció 12 años (1967-1919) y en el que trabajó con todo entusiasmo y generosidad. Terminada su misión en la Curia general de Roma, volvió a su pueblo natal y se integró en el convento de San Liberato, en el que permaneció hasta su muerte. Allí se dedicó a la pastoral parroquial; además, ejerció varios cargos, incluido el de Ministro provincial (1991-1993); en este tiempo emprendió la construcción de la biblioteca provincial en Falconara Marittima. Murió en el hospital geriátrico de Ancona el 17 de abril de 1998. [Cf. Acta OFM, 1998, 162-164].


TORRES FALCÓ, Joaquina de la Cruz (1687-1756). Terciaria franciscana, restauradora del beaterio franciscano de la calle Renglons (hoy Arzobispo Mayoral) de Valencia. Joaquina de la Cruz Torres Falcó, mujer de profunda religiosidad, que vivió su entrega a Dios tanto en el estado de casada como en su vida de consagrada en el mencionado beaterio, nació en Pego, provincia de Alicante (España), el 20 de marzo de 1687. A los 16 años de edad contrajo matrimonio con un joven de Jávea o Xàbia, pasando a vivir a este pueblo. Pronto el amor que le profesaba su esposo derivó en celos infundados que le hicieron la vida muy difícil. Tuvo dos hijos; poco después falleció su esposo. Joaquina con sus hijos regresó a Pego. Mientras tanto las contrariedades de la vida la iban purificando, identificándola con Cristo crucificado. Fue admitida en la Tercera Orden Franciscana en la ermita de Jesús Pobre por el padre Vicente Piera, y al año siguiente hizo la profesión en el convento alcantarino de Pego.

Después de llevar algún tiempo una vida de gran penitencia, tomó la resolución de consagrarse por completo al servicio de Dios. Un día salió de su casa y se dirigió a la ciudad de Valencia. El padre Andrés Collado, predicador general de la Orden franciscana y visitador de la tercera orden del convento de San Francisco de Valencia, el 6 de abril de 1732 la admitió en el beaterio franciscano existente en la calle Renglons. Este beaterio existía desde el siglo XIII. Sus miembros destacaron por su deseo de perfección cristiana y su austeridad de vida. Al mismo pertenecieron dos hermanas de san Vicente Ferrer y una hermana del beato Nicolás Factor. Joaquina de la Cruz, desde el primer momento de su ingreso en el beaterio, brilló por su espíritu de penitencia y caridad. Fue elegida ministra (superiora) de la comunidad y manifestó siempre una gran caridad en el cumplimiento de su misión. Con sus virtudes y actividades tomó nuevo incremento el beaterio y se consagró a la enseñanza bajo las orientaciones y protección que le brindó el arzobispo de Valencia, Andrés Mayoral. Este beaterio fue germen del Instituto de las religiosas franciscanas de la Inmaculada, fundado por la madre Concepción Pascual en 1876.

Por mandato de su confesor escribió su propia vida, en la que da a conocer con gran sencillez las gracias y favores con que Dios la favoreció. Por su mediación el Señor realizó varios milagros, como lo manifestaron testigos fidedignos. Murió con fama de santidad el 22 de enero de 1756. El pintor Vicente López pintó su verdadero retrato. [Cf. A. Llin, Modelos de vida cristiana, 317-318].


TORRÓ, Antonio (1887-1937). Franciscano, sacerdote, filósofo. El P. Antonio Torró Sansalvador nació en Cocentaina (Alicante, España) en 1887. Hizo el noviciado en Santo Espíritu del Monte (Gilet), de la Provincia franciscana de Valencia, profesó en 1905 y, terminada la carrera eclesiástica, fue ordenado de sacerdote en 1913. A continuación lo enviaron al Antonianum de Roma, donde estudió filosofía. Después se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid. Fue un religioso eminente por su inteligencia y su virtud. En su Provincia ejerció los cargos de Lector y de Prefecto de estudios. Desde 1921 residió en el colegio de Onteniente (Valencia), y se dedicó al triple ministerio de la enseñanza, la pluma y la palabra tanto en la predicación como dando charlas y conferencias. Fue un buen pedagogo, que ejerció la docencia también en las casas franciscanas de formación y en la Universidad de Valencia. Era especialista en el pensamiento de Luis Vives, sobre el que publicó su tesis doctoral en 1932. Fruto de su gran inteligencia es la veintena de libros escritos con profundidad de ideas y pureza de lenguaje. Fue iniciador o colaborador importante de obras como los "Congresos Franciscanos de Estudios", los "Cursillos de Verano" para profesores de nuestros seminarios, la "Asociación de Amigos de Luis Vives".

Al disolverse su comunidad a causa de la persecución religiosa de 1936, se refugió en casa de hermanos suyos, en Onteniente, en Cocentaina y por último en Alcoy, donde permaneció escondido hasta el 7 de marzo de 1937, en que lo detuvieron los milicianos y se lo llevaron. Al día siguiente corrió la noticia de que se habían cometido horribles asesinatos, pero no ha sido posible precisar más ni localizar sus restos mortales. Está en curso la causa de su beatificación.

Entre sus publicaciones señalamos: Progreso armónico, Buenos Aires 1923, y Barcelona 1923 y 1933; Teoría del Arte, Buenos Aires 1923; Síntesis de la Teoría del Arte, Barcelona 1927; Fray Juan de los Ángeles, místico-psicólogo, 2 vols., Barcelona 1924; La mística franciscana, Valladolid 1925; Luis Vives, pedagogo, Valencia 1930; La pedagogía científica según Luis Vives, Barcelona 1932 y Valencia 1993, prólogo del Marqués de Lozoya; Filosofía del espíritu franciscano, Barcelona 1934; Filosofía de la Hispanidad, Barcelona 1936, con presentación de Ramiro de Maeztu. Merece mención especial la gran obra publicada con motivo del VII Centenario de la muerte de San Francisco: San Francisco de Asís, comentarios espirituales a la obra pictórica de J. Benlliure, Valencia 1926.


TOUS Y SOLER, José (1811-1871). Capuchino, exclaustrado, director de almas, fundador. Nació en Igualada (Barcelona) el año 1811, en el seno de una familia numerosa y de acendrada religiosidad. A los 16 años ingresó en el noviciado de los capuchinos de Sarriá (Barcelona). Se distinguió por una profunda vida interior, alimentada en un gran amor al silencio y a la oración, y por su devoción a Jesús, crucificado y sacramentado, y a María en su advocación como Divina Pastora. Esta unión con Jesús a través de la oración es la que enriqueció su vida apostólica. Irradió a su paso la paz y el bien. Las revueltas sociales del año 1835 en Barcelona le obligaron, como al resto de sus hermanos religiosos, a exclaustrarse y huir a Italia, de donde partió al poco tiempo hacia Toulouse (Francia), para dedicarse durante siete años al ministerio sacerdotal y dirección de las almas. Movido por su celo apostólico, regresó a Barcelona en 1843. Obligado a vivir como sacerdote secular y acogido en una casa particular, mantuvo contactos esporádicos con otros capuchinos también exclaustrados. Pese a todo, su espíritu y acción apostólica le hicieron distinguirse como ferviente capuchino.

El P. José Tous y Soler, profundamente atento a las necesidades de su tiempo y viendo abandonada la educación en la fe de los jóvenes, se sintió impulsado a crear escuelas cristianas y fundó la congregación de las «Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor». Tras obtener, el 17 de marzo de 1850, la aprobación diocesana del obispo de Vic, se abrió el primer colegio en Ripoll el 27 de mayo del mismo año. Desde ese momento el P. Tous se entrega a esta actividad apostólica pese a las muchas dificultades que en ocasiones encontró. Sufría y sufría en silencio; le confortaba ver cómo crecía el instituto en número y en inquietud apostólica. Vivió su fe en el anonimato, en la vida de cada día, sin grandes acontecimientos, sin desear sobresalir; la humildad, uniéndola a un gran amor al silencio y a la oración; la pobreza, como capuchino, aunque fuera del claustro y acogido en una familia acomodada; su laboriosidad hasta el sacrificio, acudiendo allí donde su presencia se hacía más necesaria, sin escatimar esfuerzos; su prudencia y solicitud, buscando siempre el querer divino, que le llevó a actuar sólo cuando estaba totalmente persuadido de lo que el Señor le pedía, siguiendo paso a paso todos los movimientos de las comunidades, la vida de la congregación, animándola y alentándola personalmente. El 27 de febrero de 1871 el P. Tous empezó la celebración de la misa. Se acercó el instante de la consagración y, cuando el padre levantó su mano para bendecir el pan y el vino, su cuerpo se encogió de modo extraño, se inclinó rápidamente y cayó desplomado. [L'Oss. Rom., ed. esp., 09-VIII-1991].


TREJO Y PANIAGUA, Antonio de (1579-1635). Franciscano, obispo y diplomático. Nació en Plasencia (Cáceres) el año 1579, de familia noble. Sus padres fueron Antonio de Trejo Monroy y Francisca de Sande Paniagua, condes de Oliva. Estudió en la Universidad de Salamanca, y aquí tomó el hábito franciscano en su convento de San Francisco, perteneciente a la Provincia de Santiago. En 1599 era ya lector de Artes en el convento de San Francisco, de León, ciudad en la que se distinguió de tal manera en el cuidado de los apestados, víctimas de la epidemia que aquel año asoló la región, que los leoneses pidieron que fuera nombrado su obispo. Pasó a enseñar Artes en Zamora y regresó a León, donde en 1609 era lector de Teología y guardián del convento. Ese mismo año fue nombrado Secretario general de la Orden, y, el 28 de abril de 1610, Comisario general de Indias, con residencia en la Corte de Madrid, cargo que desempeñó hasta el 7 de diciembre de 1613 en que fue elegido Vicario general de la Orden.

El P. Antonio de Trejo y Paniagua, en vísperas de terminar su mandato, fue presentado por Felipe III para el obispado de Cartagena, presentación que confirmó Paulo V el 9 de julio de 1618. Fue consagrado el 16 de septiembre de aquel mismo año en las Descalzas Reales de Madrid con asistencia de toda la Corte. Entró en su diócesis el 15 de octubre siguiente, pero tuvo que salir de ella el 22 de noviembre de 1618 para dirigirse a Roma con el cargo de embajador extraordinario del rey de España. Allí debía recabar del papa la declaración dogmática del misterio de la Inmaculada Concepción. Si la legación no tuvo éxito hay que atribuirlo a la actitud de Paulo V, que no era partidario de hacer declaraciones dogmáticas, a las vacilaciones de Felipe III y a las divisiones originadas en el seno de la Junta de la Inmaculada de Madrid. En todo caso, los estudios por él presentados en aquella ocasión sirvieron de base para futuros tanteos.

En mayo de 1620 regresó Trejo a su obispado de Cartagena, y durante los catorce años que sobrevivió trabajó sin descanso por extender en su diócesis la tesis inmaculista. El 28 de mayo de 1623 celebró un sínodo en el que se acordó hacer el solemne juramento inmaculista, declarando luego a la Inmaculada patrona de la catedral, de la ciudad y de su Reino el 28 de noviembre de 1624. Murió en Cartagena el 13 de diciembre de 1635. Sus escritos, que en su mayoría quedaron inéditos y se han ido publicando, tratan de la defensa de la Inmaculada Concepción, o son memoriales, cartas u otros documentos propios de los oficios que ejerció. [Cf. M. de Castro, en DHEE]


TREJO Y SANABRIA, Hernando (1554-1614). Franciscano, obispo, promotor de la cultura. Fray Hernando de Trejo y Sanabria nació en Asunción (Paraguay) el año 1554. Siendo aún niño se trasladó a Lima (Perú), donde pronto ingresó en el convento de San Francisco, perteneciente a la Provincia de los Doce Apóstoles. Recibió la ordenación sacerdotal en 1576, y luego se dedicó al apostolado en poblaciones indígenas, pues dominaba el idioma quechua de Perú y el guaraní de Paraguay. En 1589 fue elegido Provincial, y en 1592 fue presentado para obispo de Tucumán; su consagración tuvo lugar en Quito el 16 de mayo de 1595. Desarrolló una intensa labor misionera y pastoral. Una de sus mayores preocupaciones fue llevar la educación y la cultura al pueblo, a lo que destinó sus bienes. Logró primero el establecimiento del seminario y, en 1614, el inicio de la Universidad de Córdoba en Argentina, que no vio acabada porque murió el 24 de diciembre de 1614 en Córdoba del Tucumán.


TRIGOSO DE CALATAYUD, Pedro (1533-1593). Capuchino, teólogo. Nació en Calatayud (Zaragoza) el año 1533. Cursó sus estudios en Salamanca y Alcalá. A los 23 años ingresó en la Compañía de Jesús, y completó sus estudios bajo la dirección del padre Laínez. Se ocupó primero en la enseñanza y luego en la predicación y el confesonario. En 1570, san Francisco de Borja lo envió a Amberes a fundar una casa de la Compañía; permaneció al frente de la nueva fundación hasta 1577, en que regresó a España. En 1580 hizo un viaje a Italia y, hallándose en el santuario de Loreto, sintió un fuerte impulso sobrenatural a abrazar una vida de retiro y austeridad. Con el beneplácito apostólico tomó el hábito de los capuchinos en la Provincia de Las Marcas.

Muy pronto llamó la atención por su profunda vida espiritual, su amor a la pobreza, sencillez y obediencia, no menos que por su sólida formación teológica y sus dotes para el apostolado. Recorrió predicando las ciudades más importantes de la región picena: Jesi, Ascoli, Ancona. En esta última fundó un orfanato que luego adquirió gran importancia. Con el cambio de vida experimentó al mismo tiempo una transformación en sus formas mentales. Estudió apasionadamente a san Buenaventura y quedó prendado de sus concepciones filosóficas y teológicas. En 1584 fue designado por los superiores lector del Estudio General que la Orden había abierto en Bolonia. Su fama como teólogo bonaventuriano se extendió rápidamente, hasta el punto de que Sixto V le encargó el informe para la declaración de san Buenaventura como Doctor de la Iglesia. En 1589 pasó a Nápoles, donde continuó su labor científica y sus iniciativas de apostolado; entre éstas, el Real Reclusorio, especie de orfanato o preventorio para hijas de españoles. En junio de 1593 intervino como vocal en el Capítulo general de la Orden celebrado en Roma. Murió en Nápoles el 20 de julio de 1593.

El P. Pedro Trigoso de Calatayud fue el primero que se lanzó a la difícil empresa de sistematizar la teología de san Buenaventura, persuadido de que, si no tenía más seguidores, se debía a la falta de una Summa. De hecho, la Reforma capuchina, al organizar sus estudios, había mostrado marcada predilección por el método bonaventuriano. Concibió una grandiosa síntesis que, sobre el esquema del comentario al Libro de las Sentencias, ofreciese una teología de inspiración bonaventuriana. El plan general de la obra constaba de cuatro partes en ocho tomos. Pero le sobrevino la muerte cuando había dado a la imprenta el tomo primero: Commentaria in IV libros Sententiarum D. Bonaventurae, Roma 1593. [L. Iriarte, en DHEE].


URBINA DE MONTOYA, Pedro de (1585-1663). Franciscano, obispo de Coria y arzobispo de Valencia y de Sevilla. Pedro de Urbina de Montoya nació en Berantevilla (Álava) el 12-VIII-1585. Cursó estudios de gramática y humanidades en Toledo, y artes y teología en Alcalá de Henares. A los 23 años ingresó como religioso en el convento franciscano del Castañar, diócesis de Toledo, profesando el 22-II-1609. Obtuvo el doctorado en teología en Sevilla, pasando a enseñar filosofía y teología en Alcalá. En 1629 fue nombrado guardián del convento de Santa María de Jesús, vulgarmente llamado de San Diego, de Alcalá. Y el 13-VII-1632, en el capítulo provincial de Escalona, fue elegido superior provincial de Castilla. Dos años después, el 11-VI-1634, fue nombrado comisario general de la familia franciscana ultramontana.

Presentado por el rey Felipe IV, el papa Inocencio X lo nombró obispo de Coria el 2-V-1644. Y el 28-VI-1649 el mismo Papa lo preconizó al arzobispado de Valencia. Tomó posesión por medio de procurador, y llegó a la ciudad el 31-XII-1649. Durante su pontificado se mostró humilde y sencillo. Destinó las cuantiosas rentas del Arzobispado para socorrer a los pobres y necesitados. Ante una epidemia que afectó a la población sacó procesionalmente la imagen de la Virgen de los Desamparados, aprovechando la ocasión para iniciar la construcción de una nueva capilla para su veneración [la actual Basílica de la Virgen]. Puso la primera piedra el 15-VI-1652, entregando 1000 ducados para las obras, y posteriormente entregó otras limosnas.

Protegió el establecimiento de la congregación del Oratorio de San Felipe Nerí, destinando a este fin 20.000 ducados de plata. Preocupado por la formación del clero estableció las conferencias morales y casos de conciencia, con el fin de fomentar el estudio entre los sacerdotes. Hizo levantar una cárcel para mujeres incorregibles, que subvencionó con 300 libras anuales. En abril de 1657 celebró Sínodo Diocesano, después de haber recorrido en visita pastoral toda la diócesis y conocer los problemas y necesidades que tenían sus diocesanos. El 17 de agosto de 1652 fue nombrado virrey y capitán general de Valencia. El Rey lo nombró embajador extraordinario ante Roma para pedir la definición dogmática de la Inmaculada Concepción, pero declinó tal misión por razones de edad y de salud.

El papa Alejandro VII, a instancias del rey Felipe IV, lo nombró arzobispo de Sevilla el 29-V-1658, donde murió el 6-II-1663, siendo sepultado en la capilla de San Diego del convento de San Buenaventura de la Ciudad Hispalense. [Cf. A. Llin, Modelos de vida cristiana, 119s].

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